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La ilegitimidad histórica

12/10/2023
 Actualizado a 12/10/2023
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El presidente de la Junta de León y Castilla dice preparar una importante celebración para 2030. Es políticamente pintoresco, pues no sabe si gobernará dentro de siete años. Bajo el prisma cultural es un disparate, ya que se pretende conmemorar la unión bajo la misma corona de los reinos de León, Badajoz, Castilla, Galicia, Asturias y Toledo. El trasunto es un intento por dar legitimidad histórica a la Autonomía de León y Castilla trasponiendo su identificación con aquella concentración de reinos.

León y Castilla llevan cuarenta años en la misma estructura política. Ninguna otra configuración ha incluido en exclusiva a estos dos espacios a lo largo de la Historia. Esta integración se impuso contra la voluntad de los leoneses, en un ejercicio de lesa democracia que se llevó por delante los derechos colectivos. Esta junta autonómica, bastarda por antidemocrática, hija de la dictadura y el pancastellanismo imperial, no cesa en el adoctrinamiento mendaz. 

En 1230 se juntaron bajo la corona de Fernando III dos territorios que habían estado en guerra poco antes. De esa liza vino el limes, sembrado de castillos, que va de Almanza a Benavente, pasando por Cea y Valderas. Ambos dominios mantendrían cortes, impuestos, y aparato judicial y jurídico diferentes bajo la misma corona.

De hecho, León y Castilla (y los territorios agrupados en su torno) se volvieron a separar en 1296, durante cinco años, sin dificultades, salvo la dinástica: con el infante Juan de un lado –como Rey de León y Sevilla– y María de Molina del otro –como regente en favor de su hijo Fernando IV–. Nada impidió la separación súbita de los territorios, tal era su falta de cohesión mutua.

León y Castilla no reunirían cortes conjuntas hasta el Ordenamiento de Alcalá, en 1348, pero con probada resistencia de los miembros ante tal decisión del Rey. La evolución territorial, con adelantados mayores, merinos… todo por separado a lo largo de la Historia llegó a 1833. Seis siglos después de la corona de Fernando III se crearon las provincias actuales. Quedaron agrupadas las de León y las de Castilla por separado también. En 1932, durante la Segunda República, mantuvieron León y Castilla representantes separados en el Tribunal de Garantías Constitucionales. Incluso durante la dictadura existió una diferenciación expresa entre ambas regiones, como mostraban los mapas escolares y también los oficiales. 

Esta unión imposible hizo que la Junta naciese sin legitimidad histórica, a pesar de los intentos por crear un relato común inventado, como aquella Historia de Castilla y León de la Editorial Reno, regalada a todos los colegios. ¡Menuda unión!

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