Maximino Cañón 2

Expresiones verbales

19/03/2024
 Actualizado a 19/03/2024
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Hay veces que uno se queda extrañado por lo que determinadas expresiones contienen, cuando están referidas a escarmientos vividos, o escuchado contar, y que no dejan de llamar la atención por el contenido que encierran.

Hace unos días escuché o leí (la verdad es que no me viene a la memoria en qué lugar) algunas que me interesaron por su irrefutable realidad. La misma decía así: «El amor es tan importante como la comida, pero no alimenta», a ver quien discute eso.

Alrededor de cualquier manifestación tenida como destinataria a los amores, aparecen contenidos esclarecedores y llamativos referidos a ellos. Recuerdo aquella historia, de esas que escuchabas cuando eras un niño y estabas con el oído avizor, sin saber si eran ciertas o no , entre un novio y el padre de la novia a la hora de presentar sus respetos a la familia de ella, en el solemne acto de solicitar la mano de su hija (como si el resto del cuerpo no interesara). En el transcurso del encuentro, con unas viandas o cena para agasajar a los padres del novio, normalmente, y que, al ser preguntado por los medios que aportaba para mantener a su hija, el mencionado pretendiente les manifestó que solo con verla se mantenía.

Pasado un tiempo el padre de la desposada recibió la visita de su yerno solicitando ayuda económica por no tener medios para la manutención del matrimonio, a lo que el suegro le recordó aquella contestación que le había dado en la pedida de mano de su hija alegando que con solo verla se mantenía. A ello el yerno, como defensa, argumentó que con el hambre que pasaba ya no la veía.

Otra a la que me referiré tuvo lugar en una conversación entre un maletero o ‘mozo de cuerda’ y otra persona, refiriéndose a un servicio que el mencionado mozo (Sr. Juan) había prestado a una religiosa desde la estación de Matallana, cuando el tren de vía estrecha venía cargado de viajeros, hasta un determinado convento donde ella se alojaba. Al finalizar el recorrido a pie, ella le preguntó cuánto le debía por el traslado del equipaje, a lo que él, con la prudencia y el respeto que la monja le imponía, manifestó que la voluntad. Ante tal manifestación, ella le entregó una estampa de la Virgen del Carmen, ante lo que el mencionado mozo de cuerda, después de contemplar estupefacto la estampa, le contestó: «Hermana, le agradezco mucho la estampa como creyente que soy, pero mi familia con la estampa no come»… y, como tantas expresiones escuchadas a lo largo de los años, algunas son irrefutables.

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