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Energía renovable y canon

01/02/2024
 Actualizado a 01/02/2024
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El avance de las energías renovables resulta imparable. Actualmente son menos contaminantes y más baratas que ninguna otra. La energía nuclear, con numerosos seguidores en círculos negacionistas, cuesta entre tres y cuatro veces más que la solar. El desplome en el precio del KWh a los hogares viene de la mano de los campos eólicos y solares instalados en grandes áreas de España. La bajada del precio eléctrico es tal que grandes capitalistas, como los fondos de inversión, están abandonando la promoción.

En este sentido, las comarcas leonesas donde cedieron sus terrenos o que fueron forzadas a la implantación de grandes parques solares o eólicos quedarán como testigos de una época. Por el contrario, las zonas que ganaron tiempo ven ya cómo los otrora animados inversores desisten progresivamente. En consecuencia, la resistencia a las macroplantas de renovables conduce a la victoria. Quienes ganen tiempo pueden ganar la batalla por abandono del oponente.

Sin embargo, ya tenemos de facto numerosas macroinstalaciones fotovoltaicas, eólicas, térmicas renovables e hidráulicas. En este sentido, la petición de León Propone, recogida por las instituciones europeas, supone instaurar un canon que devuelva a los territorios algo por el sacrificio medioambiental asumido. Es un acierto y no se entiende la oposición de algunos colectivos a tal medida.

Que parte de los beneficios de las compañías eléctricas por comercializar esa energía revierta en las zonas de generación es de justicia. Las plantas de renovables se suelen instalar sobre terrenos cedidos –que no comprados– a precios bajos, sin garantía de restauración cuando concluya la actividad, para desarrollar una actividad netamente industrial. No producen un número apreciable de puestos de trabajo en la zona. 

El impacto de estas instalaciones en áreas naturales es muy alto, lo que descarta como destino turístico preferente. Nadie iría a veranear a los pies de una torre eólica o al lado de un campo solar. Supone, además, la creación de amplias pistas para el tránsito de camiones, el anclaje de zapatas de hormigón para fijar las torres eólicas o los paneles solares, la edificación de casetas para transformadores, vías eléctricas de evacuación a través del espacio natural, el despeje de vegetación del perímetro de la planta, etc. Es un destrozo permanente.

Las renovables en instalaciones familiares o fraccionadas, en pequeñas superficies, la exclusión de eólicas en las montañas o de plantas de incineración en lugares de interés natural deberían haberse normalizado, pero no fue así. Una compensación económica comarcal recurrente por la macroproducción es lógica.

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