Maximino Cañón 2

La Constitución Española y el olor a la Navidad

19/12/2023
 Actualizado a 19/12/2023
Guardar

Este enunciado o titulo, quizás no les diga mucho a las nuevas generaciones, porque, como se suele decir, nacieron con ella sin esfuerzo alguno.

Cuanto esto escribo acaba de celebrarse la fiesta con tal motivo. Remitiéndome a cuando era joven y estudiabas lo que en España nos regía, en lugar de algo que, aunque se estudiaba como política o Leyes Fundamentales versaba sobre las constituciones de otros países, aquí era sustituido por el Fuero del Trabajo (1938), en plena contienda entre los españoles, o más tarde por el Fuero de Los Españoles (1945), desde la finalización de la Guerra Civil hasta la llegada de la democracia.

Desde la aprobación de la Constitución por las Cortes Generales y el Senado el 31 de octubre de 1978 y refrendada por el pueblo español en Referéndum de 6 de diciembre de 1978, y sancionada por el Rey ante las Cortes el 27 de diciembre del mismo año (BOE de 29 de diciembre de 1978), aunque con algunas reformas posteriores, en lo esencial, sigue vigente hasta nuestros días.

La constitución es la ‘Súper Ley’ donde se asientan y emanan las demás normas, como derechos fundamentales y las libertades públicas de todos los españoles.

Los primeros años se recibió como algo nuevo que nos llenaba de libertad y derechos que no habían existido. Al principio se mostraba la bandera de España en los balcones y ventanas sin miedo a que a uno le llamaran ‘Facha’ por hacer ostentación de la misma con orgullo de ser buenos españoles.

Gran asistencia de público tenían siempre los salones de nuestras instituciones para escuchar a importantes conferenciantes resaltar los valores que, la esperada Constitución, aportaba a la convivencia entre todos los ciudadanos.

Hoy día también esa celebración, en día de fiesta, se viene honrando, pero con mucha normalidad. Mientras por un lado celebramos dicha festividad, por otro ya venimos sintiendo el olor de la Navidad, siembre cuestionada pero cada vez más celebrada desde la más tierna infancia como se nota en todo tipo de ambientes.

Ahora hay una cosa que los que tenemos años echamos de menos, como es esa lluvia de postales y felicitaciones escritas sobre el papel deseándonos lo mejor por quienes nos quieren o nos recuerdan con cariño y todavía lo hacen plasmando sobre la carta, o tarjeta navideña, diferentes sentimientos, dependiendo de quien sea él o ella la persona remitente.

Ahora las nuevas generaciones las han sustituido por la tecnología del teléfono móvil de uso cotidiano que, si bien es rápido y no cuesta, no tiene el calor ni, en muchas ocasiones, el olor que el papel desprendía y en el que te imaginabas a la persona querida aplicándose con pluma o bolígrafo en mano, sobre ese objeto que con tanto amor se mandaba y se recibía.

Mientras esas festividades llegan, nos alegramos viendo la buena iluminación que tienen este año algunas de las calles de nuestra ciudad (para todas no hay presupuesto que lo aguante), así como la cara de felicidad que a mucha gente se les va poniendo, sobre todo a los estudiantes, por ver como se acercan esas primeras vacaciones.

Lo más leído