Maximino Cañón 2

Ascensores y demás

28/03/2023
 Actualizado a 28/03/2023
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Aunque parezca mentira hubo un tiempo en que los ascensores solo estaban instalados en las llamadas casas de postín, es decir de precios caros. Los que pasamos la niñez y precaria juventud en los años cincuenta en que, aunque nos pillaba de largo y no lo sintiéramos, estábamos viviendo y padeciendo la escasez que se produce después de un periodo maldito, como fue la guerra civil, y por lo tanto los lujos estaban reservados para una clase privilegiada que era la que podía disfrutar de unas comodidades a la que la otra gran mayoría de españoles no tenia acceso. Una gran parte de las casas eran de pocas alturas, aunque ya empezaban a construirse casas de mayor elevación que eran las que, según recuerdo, tenían ascensores por estar encima de los cinco pisos. Bueno, lo que trato de comentar es lo que los chavales, con el fin de experimentar nuevas sensaciones a un precio a nuestro alcance, es decir, gratis, llevábamos a cabo.

El divertimento consistía en evitar la presencia de los porteros/as, que por entonces y en las mencionadas casas tenían, y montarnos en los ascensores como si fueran una atracción de feria para subir y bajar en los mismos, como he dicho anteriormente, sin coste ninguno. La diversión finalizaba cuando éramos descubiertos y nos preguntaban a que piso íbamos, momento en que la diversión finalizaba al ser descubiertos y desalojados.

En fin, cuento esto que los muchos lectores de una edad recordarán, y que saco a colación, debido a las obras que se ven actualmente tendentes a evitar esos molestos cuatro o cinco ( o más) peldaños que preceden al ascensor, hasta alcanzar la entrada en los mismos. Se nota que cuando se hicieron esas casas la mayoría de los que vivíamos en esos pisos teníamos muchos menos años y más energía. Con el tiempo y con edad descubrimos que nunca tendríamos los años de cuando compramos el piso y que ahora el subir esos peldaños de entrada, suponen un esfuerzo y eso si no estamos afectados de ningún mal o dolencia, y la comunidad de vecinos tiene que realizar la correspondiente obra que se hubiera evitado en origen pero, lo dicho, uno piensa que los años no pasan y que las enfermedades no nos van a tocar cuando tenemos la juventud por delante.

En los años sesenta y setenta en los que la mayoría de los de mi edad pasamos por la vicaria como Dios manda, nunca mejor dicho, (entonces no existía lo de vivir en pareja así por la buenas) encontrábamos con relativa facilidad un piso en alquiler a un precio relativamente asequible, lo de la compra del mismo empezaba por esos años y las hipotecas eran dadas para amortizar en pocos años lo que hacia difícil hacer frente a los pagos de la amortización mensual, trimestral o semestral. Después lo de la compra se fue generalizando y las citadas hipotecas se daban con menos dificultad, y a más largo periodo de amortización, teniendo en cuenta que los empleos eran más estables y, consecuentemente, los sueldos también.

Mis mejores deseos a la juventud de ahora que, aunque pujante, tiene que hacer frente a muchas dificultades existentes a la hora de tener una estabilidad familiar teniendo en cuenta la dificultad existente para tener un contrato de trabajo indefinido (sin definir) que dé una cierta tranquilidad.
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