Maximino Cañón 2

Anden ellos calientes…

20/02/2024
 Actualizado a 20/02/2024
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Ya hemos pasado más de medio mes de febrero mes conocido, entre otras cosas, por el fin de la famosa Cuesta de Enero que tanto nos cuesta subir. Se espera con impaciencia la llegada de las rebajas donde invertir los ahorros que hemos atesorado de la extra navideña, quienes la tuvieran, por ver si de esta forma actualizamos el armario con prendas varias, al tener algunas ya pasadas de tiempo y como dice también el refrán, «el pez grande se como al chico» y a todo lo que se le ponga por delante o por detrás.

No hace muchos años un comerciante con solera y con ascendencia en el mundo del comercio textil en el centro de la capital, y con bastantes empleados de esos con contratos de larga duración, me dijo, hablando de cómo había cambiado la cara de los negocios tradicionales, mira, aquí dentro de poco solo van a quedar aquellas tiendas de una determinada firma, que ya se imaginarán ustedes, mientras los demás esperamos con ansia la jubilación.

Es cierto que en León, como en muchas capitales de provincia, se vivió muchos años de los apellidos de los dueños imperantes de los llamados grandes almacenes sin que, en algunos casos, hicieran nada por modernizarse debido a que en esos años la clientela se surtía, fundamentalmente, de artículos en tiendas de León aunque los dueños no fueran propicios a la simpatía debido a la falta de competencia que amenazara su negocio.

León, al carecer grandes estructuras industriales, fue siempre tierra de agricultura, ganadería, comercios, bares y, en otro tiempo glorioso, de minería así como importante centro del noroeste de significadas compañías.

A lo que íbamos, como era de suponer, León y provincia se llenó de tractores de los que se encargan de sacar la materia prima de nuestros alimentos y que, como decían algunos carteles reivindicativos, con leyendas que lo resumían todo: «Sin agricultura no coméis», pudiendo extenderse este mensaje a otro tipo de actividades. Ya lo dice una canción popular: de la uva sale el vino, de la aceituna el aceite y, cambiando algo es estribillo continuaría diciendo, de la tierra sale aquello que sirve para comerse.

Lo que no es de recibo, de ninguna de las maneras, es que a veces algunos productos se tengan que vender a perdidas para el agricultor o ganadero, mientras otros que solo han intermediado en la operación, o porque las grandes superficies compran enormes cantidades, sean los que señalen los precios en el mercado.

Con todo ello lo que al final se pone de manifiesto es el grado de pasividad que advertimos por parte de quienes tienen que defender los intereses de los ciudadanos, allí donde se cuecen las cosas, reivindicando aquello que tanto necesitamos para que nuestros jóvenes encuentren acomodo en su tierra y no tengan que ir a sembrarla a otro sitio.

Conclusión: León, Zamora y Salamanca siguen perdiendo habitantes mientras que Valladolid, Burgos y Palencia, por poner un ejemplo, han ganado población. Sin comentarios, que ya seguiré comentando.

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