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23 de abril sin violencia

25/04/2024
 Actualizado a 25/04/2024
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La fiesta de Villalar en la provincia de León, traída por la Junta de Castilla y León, fue un fracaso. No se sabe si la Junta pretendía excitar los ánimos de los leoneses tras su desastrosa gestión de 41 años, que ha conllevado una diferencia de 20 puntos de renta sobre la media española respecto a la otra región de la autonomía: la castellana. No es culpa de los castellanos lo que pasó en este tiempo, si no de cierta élite político-empresarial arremolinada en torno al abrevadero económico de las sedes. 

Con todo, el comportamiento de los leoneses ha sido ejemplar. Hasta el punto de que el portavoz parlamentario del partido que gobierna la Junta ha tenido que mentir, al manifestar el rechazo a una violencia en León, que nunca existió, un invento de Raúl de la Hoz, que ni estuvo aquí, ni sabe qué pasó, ni conoce argumentos ciertos para criticar la manifestación de los leoneses por su autonomía.

Conceyu País Llionés convocó el tercer Caminu a la Llibertá para este martes festivo. El traslado de la manifestación a las cercanías donde se desarrollaba la pantomima autonómica era lógico. En una comitiva colorista, plagada de banderas leonesas, varios miles de personas llegaron a copar el espacio de dos carriles entre la Plaza de Guzmán (que quedó en la cola) y la Plaza de San Marcos donde llegaba la cabeza.

Esa fue la realidad de una concentración plagada de familias, niños, mayores y caras con aire festivo al son de música tradicional.

Queda para el inventario la absoluta paz en la marcha, los gritos de rechazo a la Junta (como corresponde a cualquier manifestación, como las del PP contra la amnistía, donde se vierten palabras mucho más gruesas), la abundante policía vigilando el recorrido, las mentiras de los medios de comunicación con vocación autonómica rebajando la participación, la quema de un castillo de cartón, como hace años ya se hizo en evento similar, y el desconcierto de los partidos.

León obligó a la Junta a desistir del izado de bandera y de la lectura del Estatuto en toda la autonomía, para que no se notase la diferencia entre provincias. Dejó sin casetas de tapas la celebración de Ponferrada y León, a pesar de los mamporreros. Y todo esto sin quemar un contenedor, sin pegar a nadie, solo por la determinación de sus ciudadanos a rechazar a quienes les esquilman.

El PSOE cuenta ahora con tres opiniones diferentes en torno a la autonomía leonesa. El PP dejó al consejero solo y protegido por policías, aunque nunca hizo falta esa escolta. La UPL asumió la programación de Conceyu País Llionés. Y los ciudadanos de León dieron una lección de civismo y conciencia para ser recordada. Un hito más.

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