Los cinco primeros leoneses que tuvieron coche

Alberto Laurín, mecánico y masón, tuvo el primer coche matriculado en León; Isaac Valbuena, un médico singular, tuvo el segundo. Francisco Sanz, Álvarez Carballo o Julio del Campo completan el ‘top 5’

Fulgencio Fernández
07/10/2018
 Actualizado a 18/09/2019
Los Álvarez Carballo, de origen lacianiego, también fueron uno de los cinco primeros leoneses que se decidieron a comprar un coche, el LE - 5.
Los Álvarez Carballo, de origen lacianiego, también fueron uno de los cinco primeros leoneses que se decidieron a comprar un coche, el LE - 5.
Parece hecha para ellos la famosa expresión de «aquellos locos con sus locos cacharros», al menos eso es lo que debían pensar en aquel León de 1908 cuando empezaron a atravesar sus calles de barro y niños jugando al fútbol los primeros coches matriculados en esta ciudad. Ahora hace 110 años aunque los datos ‘bailan’ y unas veces dicen 1907, 1908 e, incluso, 1909, pero la mayoría lo cifran en el año central de la terna.

Lo que sí está claro quiénes son los propietarios de aquellos cinco primeros coches llegados a León, los LE-1, LE-2...El cronista Victoriano Crémer en su libro ‘Ante el espejo’ recoge los nombres: Alberto Laurín, el LE-1; siguiendocon Isaac Balbuena;Francisco Sanz; Julio del Campo y Octavio Carballo como compradores de los otros cuatro, en este orden.

Laurín montó en un molino una fundición y se especializó en molinos,como el de la familia de Jesús Calleja Viajar a las biografías de aquellos personajes nos lleva al León de aquellas épocas, al menos al León de los personajes más influyentes. Nombres como Julio del Campo o los Carballo (de la Fundación Álvarez Carballo) son más conocidos, pero las biografías menos públicas de los otros tres nos hablan de personajes realmente singulares.

Uno de ellos es el propietario del primer coche matriculado en León, Alberto Laurín Pagny, que compró un Darracg inglés, por lo que este primer vehículo que atravesó las calles de León llevaba el volante a la derecha.

Se venía diciendo como ‘biografía’ de Laurín que «era propietario de un taller mecánico y miembro de la logia masónica Luz de León». Parece que lo del taller mecánico no era exactamente así, las investigaciones de Javier Revilla, experto en patrimonio industrial y que ha estado en contacto con descendientes de Laurín, le han llevado a documentar que «lo que realmente tenía era una fundición, en León capital. Compró un viejo molino a orillas del Bernesga y lo convirtió en una fundición de relativa importancia, en la que hacía todo tipo de trabajos mecánicos, con hierro, piezas... Parece que una de sus especialidades era, precisamente, los molinos y así, por ejemplo, los montaba con un sistema propio en el que con un solo rodezno era capaz de mover dos piedras de moler, es decir, multiplicaba la eficacia por dos».

Revilla ha encontrado piezas realizadas en la Fundición Laurín en lugares como Villabúrbula y, sobre todo, Fresno de la Vega, «donde montó el molino que todavía sigue siendo de la familia de Jesús Calleja».

En León todas las historias parece que se acaban cruzando y así este Jesús Calleja que pilota el helicóptero más famoso de la actualidad también entronca de alguna manera con Alberto Laurín pues éste tuvo un hijo que fue aviador y la familia parece que llegó a tener un avión, según cuenta Juanjo Llopiz, tataranieto del propietario del primer coche matriculado en León.

No menos interesante es la biografía del propietario del segundo coche matriculado en León, el LE-2, el medico IsaacValbuena Iriarte (León, 1869), cuya biografía recuerda su biznieto Gustavo Mata.

Con 22 años Valbuena se licenció en Medicina en Santiago de Compostela, ejerciendo en León y también en Ardoncino «en donde además de atender y no cobrar a sus pacientes, se dedica a la caza, su afición favorita». En León vivía en un recordado chalet de la Calle Ordoño II (también este aspecto une a los propietarios de los primeros coches pues el del LE-3, Francisco Sanz, también vivía en un impresionante chalet).

El primer coche fue un Darracg inglés por lo que llevaba el volante a la derecha; Laurín tuvo un hijo aviador Mata recuerda que «Isaac, lo mismo que su padre y su abuelo, también se dedicó a la política; se presentó a las elecciones de 1906 por La Vecilla, en la candidatura liberal, y en las de 1916 consigue ser Congresista por León, de nuevo por el distrito de La Vecilla, en las Cortes Generales. Falleció en Ardoncino en 1935. Está enterrado allí». Añade quesu memoria «está tan viva en Ardoncino que parece que va a aparecer por allí en cualquier momento montado en su caballo blanco, con su barba y su bigote y su característico sombrero. Todos allí lo recuerdan con un inmenso afecto».

Define a Valbuena como «un hombre de tremendo carácter, un inmenso corazón y un gran sentido del humor». Ese tremendo carácter parece que lo llevó alguna vez a su coche: «Su automóvil fue el segundo en matricularse en León; se cuenta que cuando se le paraba el motor al auto, cosa frecuente en la época, si no arrancaba enseguida al tirar de manivela, se enfadaba muchísimo, tanto que en una ocasión, harto de que no se le pusiera en marcha, sacó unrevolver de entre sus ropas y le pegó un tiro al motor; en fin… cosas de D. Isaac».

Isaac Valbuena también fue presidente del Casino de León, donde se celebraban los carnavales, lo que no agradaba en exceso, más bien molestaba, al cura. El presidente le propuso que acudiera disfrazado a uno de los bailes para que viera lo inocuo de los mismos y nadie le reconocería. Pero al llegar todo el mundo decía: «Es el cura de San Andrés» y es que Valbuena «en la espalda del disfraz del cura había puesto un letrero que de forma más que visible decía: «Éste es el cura de S. Andrés».

Un tipo singular cuya biografía remata con otra curiosa anécdota/maledicencia: «Dicen esas maledicentes lenguas que le encantaba el juego y, concretamente, jugar a las chapas, a las que tan aficionados son en León en Semana Santa. Pues bien, fijaos en la fama de D. Isaac y en ‘¡cómo es la gente de León!’ según decía mi madre, que alguien propaló que, un día, en una partida de chapas, se había jugado a mi bisabuela Paca. Eso es, seguro, una mentira, ¿cómo se iba a haber jugado a su esposa a las chapas? En todo caso, si así hubiera sido, lo que es seguro es que D. Isaac ganó la apuesta, porque yo conocí a mi bisabuela».

Y el tercero de los propietarios, el del LE-3, era el doctor Paco Sanz, más recordado seguramente por el impresionante chalet que tenía en Ordoño II que por el propio coche. Tenía esta mansión en el lugar que fue derribada en 1946 y pasó a ser sede del Banco de España, desapareciendo todo el mobiliario del interior. También había en la ciudad preocupación por la verja que lo cerraba, con las iniciales de su dueño.

Con el tiempo fueron «descubiertas». Una mitad en Residencia Santa Luisa (maternidad provincial), y la otra en un finca muy cerca de Oteruelo. Así fue ‘despedazada’ la joya de lo que se conocía como «el León de los chalets», que coincidía con el León de los coches.
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