La ruta que se propone visita tanto enclaves naturales como restos de la actividad minera. Algunos de ellos se han reconvertido en miradores desde donde contemplar la belleza del panorama o la ciudad. La ruta que se va a hacer está muy bien señalizada con balizas recientemente colocadas, en las que han colaborado el Ayuntamiento de Toreno, su concejalía de Turismo y la Diputación Provincial. Es de suponer que tendrán un mantenimiento adecuado, pues se trata de un valor añadido al encanto de la zona que se debe cuidar.


Más adelante el camino llega a la espectacular cascada de la Debesa, una caída de agua en un entorno mágico que hace olvidar todos los restos de la intervención humana en el paisaje. El entorno de la cascada es muy agradable e invita a su sosegada contemplación.
Segunda cascada
Sin embargo la ruta debe continuar y para ello es necesario ascender a una segunda cascada por una estrecha y empinada senda, que por los efectos del agua y la humedad del entorno suele estar resbaladiza. Es de agradecer que hayan colocado una gruesa cuerda que ayuda en la subida. A continuación hay un resalte rocoso y después se pasa sobre un puente de tablas para llegar a la segunda cascada con una mayor caída que la anterior.
Tras la contemplación de esta segunda cascada se vuelve sobre el mismo recorrido y antes de llegar al resalte rocoso se toma una pequeña senda a la derecha que sale poco después a un camino más amplio que se sigue hasta llegar a un puente de troncos sobre el arroyo Zancajones y tras cruzarlo se sube una pronunciada cuesta por la otra ribera, con apoyo, de nuevo, en una gruesa cuerda. Al final se llega a un camino más amplio donde se va a seguir hacia la izquierda, valle arriba, entre encinas, hasta llegar a otro cruce, donde se deja la pista y se sigue de nuevo por un camino más estrecho que va bordeando la montaña. Se alcanza otro camino que se gira totalmente a la derecha para finalizar la subida en lo que antaño fue una mina a cielo abierto y que se encuentra restaurada, aunque con fuertes caídas hacia el valle, un mirador excelente hacia las montañas bercianas, en especial los Montes Aquilanos y la vega de Toreno.
Tras salir de la zona de la mina se continúa por la pista que alterna las cuencas del arroyo Zancajones y del Valleflor, siguiendo el camino paralelo a la carretera de Villar de las Traviesas, sin hacer caso de los desvíos hacia atrás y en un cruce con cinco caminos se debe seguir de frente por la amplia pista que va subiendo al lado de robles y pinos de repoblación, así como restos de explotaciones mineras. (En este cruce, el camino de la izquierda baja al arroyo Zancajones y, tras ir arroyo arriba, lo supera y gira a la izquierda para seguir hasta la zona de las lagunas, lo que sería la ruta corta).

Al final de la larga ascensión se llega a un cruce: a la derecha el camino que sigue hasta Villar de las Traviesas, que se encuentra a poco menos de un kilómetro de ese cruce. Se debe seguir por la izquierda, que es un camino que bordea las revueltas de los diferentes arroyos que bajan de las montañas y que más tarde formarán el Zancajones. Son continuas bajadas y subidas a los vallejos con los arroyos, y tras la última, el camino comienza a bajar, aunque más tarde habrá una última subida, tras la cual ya comienza el descenso de todo lo que se ha subido en la ruta. Antes de la última subida al Castro se encuentra un camino que va a Librán, que está a más de un Km. de ese desvío.
La bajada
La bajada es cómoda y entretenida, porque se encuentran dos lagunas, restos de explotaciones mineras: la Encantada, algo más amplia y la Argada, más alargada que la anterior y con menos agua. Entre las dos lagunas hay un camino que, en caso de hacer la ruta corta sería su salida. Casi en la laguna de la Argada se debe tomar el camino de la izquierda, porque el de la derecha baja a la carretera de Librán.
Tras pasar las dos lagunas se debe continuar por el camino siempre tomando el desvío de la derecha, hasta que un km. más adelante se puede llegar a un refugio circular con un excelente mirador a la vega de Toreno. Desde allí se baja por un buen camino hasta las primeras casas, donde se gira a la derecha entrando en Toreno, siguiendo hasta encontrar la vía. Hay que caminar por la vía hasta salir a la calle de la Residencia y desde allí por esa calle, ver la residencia de mineros, hoy hostal y restaurante Salomé, seguir por la calle y llegar al cargadero donde finaliza la ruta.