Nos están matando, disculpen las molestias

Por Sofía Morán de Paz

Sofía Morán de Paz
07/10/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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El mes de septiembre terminó con una de las semanas más negras en cuanto a violencia de género se refiere. En Castellón, Ricardo mató a sus hijas de 3 y 6 años con un hacha para destrozar la vida de Itziar, su ex mujer. Pocas horas después Nuria Alonso fue asesinada a puñaladas por su expareja en Maracena, Granada. Ese mismo día, Maguette Mbeugou murió degollada a manos de su todavía marido en Bilbao. Y la quinta muerte llegó esa misma semana, el jueves 27 en Torrox, Málaga, donde Manuela de 44 años fue acuchillada por su pareja.

Quizá debería hablarles hoy aquí sobre las medidas de protección que solicitan muchas mujeres y que no se conceden. O de por qué coño un hombre que maltrata a su mujer tiene derecho a un régimen de visitas con sus hijos. Tal vez de la falta de recursos y de cómo muchos políticos se apuntan al lazo morado y al minuto de silencio, pero luego pretenden regatear la cantidad asignada durante las negociaciones para el Pacto de Estado contra la Violencia Machista.

Sin embargo, hoy quisiera bucear en otra dirección, porque si han conseguido llegar hasta aquí, es posible que ya estén pensando en la pereza que les da ‘tragarse’ otro artículo sobre violencia de género, y créanme que lo entiendo, porque ese es precisamente uno de los grandes problemas.

27 menores y 962 mujeres asesinadas por violencia machista desde 2003. Cada mes, cada semana, a veces incluso cada día conocemos nuevos casos, nuevas muertes. Noticias que abren los telediarios y llenan los debates, tertulianos compungidos, campañas de concienciación con lemas totalmente manidos, que ya no significan nada.

Una más, una menos. Y seguimos adelante con el piloto automático encendido porque estamos tan saturados de información, de detalles, de estadísticas… que tenemos la zona anestesiada, nos hemos acostumbrado a esta realidad, de la misma forma que asumimos los accidentes de tráfico que siempre llegan con la operación salida de vacaciones. Lo normal, lo esperable. Pero es que esto no son accidentes, imprudencias o mala suerte, esto es terrorismo, y nos están matando.

Es fácil pensar que, gracias a toda esta información, la sociedad vive concienciada, entendiendo milimétricamente el problema. Pero no, créanme que no.

La novena temporada del programa ‘Salvados’ presentado por Jordi Évole, arrancó con el episodio ‘el machismo mata’. Dos semanas antes de su estreno, comenzó su habitual promoción con pequeños cortes de lo que encontraríamos durante la emisión. Y rápidamente, tanto las redes sociales del programa como las de su presentador, se inundaron con miles de mensajes que mostraban un desacuerdo radical con la temática. Mensajes clamando por una visión diferente, alegando que el hombre es también víctima en estas situaciones, minimizando el problema, reduciéndolo a lo anecdótico. Mensajes y mensajes pidiendo que se hablara sobre la violencia feminista y las denuncias falsas.

Y así estamos, este es el nivel. Moviéndonos entre la anestesia y la pura ignorancia.

Porque cuando la cámara deja de grabar, son muchos los que se plantean que quizá no habría que darle tanta importancia al asunto, si son todas extranjeras ¿no?, otras culturas, situaciones que no podemos entender. O quizá fue culpa del alcohol y las adicciones, familias desestructuradas. ¿Por qué no lo denunció? El marido era un hombre normal, algo haría ella, digo yo.

Y mientras les escribo esto, veo el vídeo donde Juez, fiscal y letrada de un Juzgado de Violencia contra la Mujer de Madrid, se descojonan e insultan a la víctima, la modelo María Sanjuan. Un error, una grabación que alguien se olvidó de detener, y que nos enseña una realidad que muchas veces no queremos ver, pero que es la otra gran parte del problema.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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