Manuel Cuenya: "Lo que nos espera no es muy halagüeño"

El escritor berciano es el autor del libro ‘Desde las entrañas’, su personal diario del confinamiento, que La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores al precio de 9,95 euros con la adquisición del ejemplar del día

Joaquín Revuelta
09/03/2021
 Actualizado a 09/03/2021
La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores el nuevo libro de Manuel Cuenya 'Desde las entrañas'.
La Nueva Crónica ofrece este domingo a sus lectores el nuevo libro de Manuel Cuenya 'Desde las entrañas'.
'Desde las entrañas’, que este domingo La Nueva Crónica ofrece a sus lectores al precio de 9,95 euros con la compra del ejemplar del día, es el nuevo título del proyecto editorial de este periódico y el tercero que lleva la firma del escritor berciano Manuel Cuenya tras ‘Mapas afectivos’ y ‘Del agua y del tiempo’, que vieron la luz en 2018 y 2019, respectivamente, y donde también cabe destacar su papel de coordinador en ‘El manantial de las palabras’, publicación aparecida en junio del año pasado en colaboración con la Universidad de León y que reúne una serie de relatos de los alumnos participantes en los cursos de escritura creativa que el autor de Noceda del Bierzo viene impartiendo desde hace algunos años en el Centro de Idiomas de la ULE y en el Campus de Ponferrada.  

Estructurado a modo de diario durante el confinamiento de la pasada primavera a causa de la pandemia y  del que está a punto de cumplirse un año, ‘Desde las entrañas’ es un libro que trasciende el propio marco para convertirse en un libro ‘múltiple’. «Un libro de vivencias íntimas y un libro de reflexiones morales, sociales, políticas, filosóficas, históricas... Y un mapa de los afectos del autor por ese Bierzo, siempre presente en esta y en otras obras suyas», subraya la escritora y profesora de Lengua y Literatura, Margarita Álvarez Rodríguez, en la contraportada de la publicación.

El escritor berciano asegura que «todo surge como una necesidad vital de tratar de entender qué está ocurriendo en el mundo, qué está pasando con esa pandemia, al tiempo que me sirve también como pretexto para reflexionar acerca de las cuestiones que a mí me parecen esenciales acerca de la condición humana. Entonces es un diario, porque está concebido en esa estructura, que por cierto hay varios libros que también están concebidos como diarios, estoy recordando ‘La náusea’ de Sartre o por ejemplo un relato sobrecogedor de Maupassant titulado ‘El Horla’. Me parecía que era un buen momento de ir reflejando, casi a diario, más que lo que está sucediendo lo que uno está viviendo, lo que uno está sintiendo. Esa es la clave de este libro», reconoce Cuenya, que recuerda los primeros días del confinamiento como una situación que iba de la sorpresa al susto y del miedo aterrador a la rabia, donde se preguntaba, al igual que la mayoría de ciudadanos, ¿por qué nos está ocurriendo esto?, ¿qué está pasando? «Después, a medida que va transcurriendo el tiempo, me voy sintiendo mejor y creo que eso se refleja en el libro también, y entonces lo abordo ya con más humor. Hay pasajes donde deliberadamente me brota ese humor, porque considero que es un elemento esencial para poder sobrevivir en este mundo tal y como está concebido. A partir de ahí aparece el humor y me centro también en las cosas básicas, los afectos, una cosa que a mí me ronda mucho y que creo que es lo esencial. Y después temas como pueden ser las máscaras, el autoengaño... Quiero decir que intento penetrar o adentrarme en lo que es la condición humana en toda su extensión. Como te decía pasas de la sorpresa y ese miedo ante una situación que después terminas aceptando e integrando en la medida de lo posible, aunque con vaivenes también, porque uno va viendo que la situación no es lo fácil. De entrada parto de una especie de apocalipsis, del coronavirus con su trompeta apocalíptica, para ir incorporando a medida que va pasando el tiempo otras claves como son el miedo o la incertidumbre al no saber en qué va a parar esta situación».

Las primeras semanas del confinamiento fueron un continuo bombardeo de información y sobre todo de desinformación a través del Whasap y de las redes sociales que provocaron si cabe todavía mayor inquietud entre la población. Preguntado cómo vivió personalmente aquellos días y si intentó de alguna manera desconectar de aquel aluvión de mensajes, el escritor de Noceda del Bierzo recuerda que «aquel ruido informativo» lo vivió como la mayoría de la gente. «No quería estar desenchufado a fin de intentar entender esa situación a través de mensajes, lógicamente contradictorios tanto de un lado como de otro, todos los medios de comunicación, que, evidentemente, siendo políticamente incorrecto una vez más, me parece que había eso, mucho ruido informativo, que la gente no entendía nada y probablemente había hasta cierta intoxicación por parte de al menos algunos medios», sostiene Cuenya, que reconoce quería estar al tanto pero a la vez desconectado en el sentido de sumergirse en múltiples lecturas y pasajes de películas, «porque hay un montón de referencias a otros libros, como ‘La ceguera’ de Saramago, que me parecía muy paralelo a la situación que estamos viviendo; ‘La peste’ de Camus o referencias a películas  de Bergman y de tantos otros», comenta el escritor berciano, que reitera que ante la situación entonces vivida «estaba a la vez enchufado a las noticias, porque es inevitable no estarlo tampoco a no ser que uno viva en una burbuja, y al mismo tiempo también intentar tomar distancia leyendo muchas cosas y sobre todo procurando reflexionar mucho. Esto es lo que se plasma en el libro», apunta el autor.Para Manuel Cuenya el proceso creativo resultó no solo interesante sino que se erigió en «una especie de salvavidas, de terapia, de catarsis, de poder plasmar y a la vez intentar entender qué está ocurriendo», sostiene el escritor berciano, que dedica el libro a sus padres y a su entorno más próximo, consciente tal vez de la importancia de la familia en situaciones como la vivida, aunque la convivencia en aquellos primeros días no resultara fácil y diera lugar a no poca tensión y crispación en muchos hogares españoles. «Pues sí, es cierto eso que dices y se ha visto con el transcurrir del tiempo que efectivamente nos ha afectado mucho desde un punto de vista social y familiar, pero he de decir también que en mi caso estaba como recluido en mi pueblo de Noceda del Bierzo, que para mí no deja de ser un refugio, y estaba un tanto aislado del mundo, en el sentido de estar viviendo en un pueblo del Bierzo Alto y conviviendo en este caso con mi madre. Por suerte nos llevamos muy bien y no hubo tensión. Después con mi otra familia, de hermanas y demás, como tampoco nos veíamos manteníamos cierta relación a través del whatsap, del teléfono y demás, pero bien. No hubo problemas. Dentro de la situación absurda, kafkiana y terrible que nos tocó vivir en aquellos meses, yo no me sentí tan mal. Después, con el paso del tiempo, se ha generado también otro término que aparece en el libro, mucha ansiedad, incluso pesadillas, insomnio y ese tipo de cosas, porque yo creo que la pandemia lo que ha generado es una cantidad de transtornos o de patologías mentales increíbles, y las va a seguir generado desgraciadamente».De las muchas referencias que el autor berciano hace en el libro, tanto literarias como cinematográficas, una de ellas tiene como protagonista al director neoyorquino Stanley Kubrick. «Hago sobre todo referencia a Kubrick en la última película, ‘Eyes Wide Shut’, que me parece demoledora, porque claro, lo que está planteando esa película, para quienes hayan tenido la oportunidad de verla, es adentrarse en ese ser humano del que afloran todo tipo de perversiones. A través de una situación aparentemente normal todo está, por decirlo de alguna manera y en términos muy brutales, putrefacto. Además de a Kubrick también hago referencia a otros directores como Buñuel en ‘El ángel exterminador, que esa sí me parece mucho más ilustrativa de todo lo que se está diciendo», comenta Cuenya, para quien el confinamiento, el estar encerrado, genera también un montón de patologías. «El ser humano ante una situación favorable se comporta bien, pero cuando vienen mal dadas, como se dice en el lenguaje vulgar, nos sale el lado ese más perverso, más oscuro, más sombrío y más terrible», reconoce Cuenya, que no comparte para nada ese comentario de que de esta situación vamos a salir mejores. «Yo diría que al contrario. Creo que de esta situación va a aflorar el lado más sombrío del ser humano y la gente malvada va a desarrollar más su lado maléfico. La gente que tiene mejores sentimientos a lo mejor sí que genera más empatía hacia sus congéneres, pero eso será siempre un reducto de la sociedad no solo española sino a nivel mundial. Esta situación no es fácil para nadie y ante una situación adversa reaccionamos de forma terrible, en general. Yo es lo que creo, pero es una cuestión de la condición humana y universal».

Manuel Cuenya no se muestra optimista respecto al modelo de sociedad que va a quedar tras la pandemia. «Esto nos va a transformar para peor en general. Habría que después valorar un montón de cosas, tampoco se puede decir de una forma tan tajante y genérica, pero va a haber un antes y un después de la pandemia, inevitablemente. En el libro comento que no es una guerra como tal, es como una especie de guerra bioquímica, biológica o como se quiera decir, donde el enemigo es invisible, etc. Sí que va a cambiar, yo lo estoy viendo más que nunca y no sé si a largo plazo la situación se podría reconducir a una supuesta normalidad, pero va a pulverizar la economía, de hecho ya lo está haciendo, va a pulverizar la sociedad en su conjunto y todo ese lenguaje de los afectos que conocíamos, a priori va a desaparecer si no lo está haciendo ya», comenta Cuenya, para quien lo que nos espera «es una sociedad acristalada, aséptica, descafeinada, virtual. Todas las relaciones pasan por la frialdad. Pero todo esto ya está contado, pues en el libro también hago referencia a ‘1984’ de George Orwell o a ‘Un mundo feliz’ de Aldous Huxley. Pienso que ya está escrito hacia donde gira la sociedad, porque también existen intereses por parte del gran sistema, del Gran Hermano como decía Orwell también, de que así sea. Desgraciadamente estamos en otra situación más crítica, de otro tipo de guerras, de otro tipo de conflictos y parece ser que el ser humano en sí mismo no puede salir de esa encrucijada. Lo que nos espera me parece que a priori y en un futuro cercano  no es muy halagüeño», concluye.
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