Ezequiel Pellitero: "Es duro regresar a las ruinas"

El regreso a su pueblo natal, Farballes, lo cuenta en un libro que este jueves presenta en la sala Región del Instituto Leonés de Cultura

Fulgencio Fernández
29/10/2015
 Actualizado a 19/09/2019
Iglesia de San Vicente mártir, de Farballes, tal y como se encuentra en la actualidad.
Iglesia de San Vicente mártir, de Farballes, tal y como se encuentra en la actualidad.
"Uno siente mucha pena, nostalgia e impotencia por no poder dar vida a ese pequeño territorio que tantos momentos felices me hizo pasar. Por otro lado resulta muy duro ver cómo se destruyen y se acaban aquellas casas, en especial, la que me vio nacer, donde crecí y viví los 24 años  primeros de mi vida. Eso se dice pronto, pero no deja de tener un profundo arraigo". Y mucho dolor. Así explica, en pocas palabras, Ezequiel Pellitero su singular relación con su pueblo, Farballes.

Pellitero nació allí, creció en aquel pequeño pueblo pero pueblo, y después se fue, como tantos leoneses, a buscarse la vida. Alemania, Cataluña... fueron algunas de sus paradas, trabajó duró y no le fue mal pero cuando regresó a su pueblo... no tenía pueblo. Mejor, sí tenía pueblo pero no estaba el alma del lugar, los vecinos. "Es muy duro volver a las ruinas", repite.

Mi casa es la única habitada. Al regresar de Alemania sufrí al ver las ruinas y el saqueo que había sufrido Farballes E hizo lo único que se le ocurrió que podía hacer, y más ahora que —ya jubilado— tiene tiempo, escribirlo. Contarlo. Hurgar en archivos y documentos para recuperar la historia de su pueblo que, sumada a sus vivencias personales, componen el cuerpo del libro que este jueves presenta, a las 20 horas, en la Sala Región del Instituto Leonés de Cultura, donde estará acompañado por Ramón Gutiérrez, autor de un buen número de libros de investigación sobre temas leoneses.

Ezequiel Pellitero vivió muy lejos de Farballes, en kilómetros, pero no en la memoria, en los recuerdos, pues, explica, "nunca olvidé a Farballes y nunca  llegaré a olvidar mi pueblo, mientras la memoria me respete, siempre llevaré dentro de mi esa pequeña parcela que forma parte de mi vida. Yo me revelo contra su destino, que considero injusto".

 Cree Ezequiel que en su pueblo la situación llegó al límite pero el problema es mucho más complejo, la despoblación es un mal que tiene su máxima expresión cuando llega el abandono total pero... "esta sociedad nos está tapando con una venda. He visto comarcas y regiones españolas donde hasta el último reducto ha cobrado vida y se restaura dándole más vida si cabe, para estar a la altura de los tiempos".  Y frente a ello el novel escritor leonés afirma que ha hecho lo único que está en la mano de ‘un jubilado’: "Evidentemente, escribir es hoy por hoy la única posibilidad que tengo de manifestarme y decir que ese precioso lugar donde nací, no desaparezca, al menos en la memoria. Y quiero que pase a la historia como se merece, con dignidad, y sacando a la luz aquella intrahistoria, que durante siglos permaneció entre sus gentes y no tiene porqué ser olvidada".

- ¿Qué es hoy Farballes para Ezequiel Pellitero?

- Hoy este idílico lugar; Farballes, es para Ezequiel Pellitero, un pedazo de tierra amado, y con mucho valor, sigue siendo mi casa la única habitada y siempre lo sentiré dentro de mi cómo algo vivo. Tengo con él una deuda que pagar pues durante mis años de emigrante Farballes, era para mí, la esperanza, era mi consuelo, y no me lo podía quitar de la cabeza, fue cuando más nostalgia y añoranza sentí, tal vez por  la distancia que me separaba de mi patria chica y  de mis seres queridos, eso es algo que  para comprenderlo hay que sentirlo en las propias carnes.

Como tantos otros pueblos su época de mayor población fue a finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, en 1960 había 18 y en 1970 ya eran sólo 13. En 1974 quedó despoblado. ¿Qué ocurrió?, ¿cómo fueron los últimos días?, ¿los últimos vecinos? "En el año 1974 aproximadamente, sólo quedaba una familia de cuatro miembros, que se trasladó al vecino pueblo de Villalobar. Así surgió  la total despoblación de este pueblo. Fue en 1977 cuando personal del patrimonio diocesano de León, procedieron a retirar todos los objetos de valor y de culto que aún permanecían en la iglesia de este lugar», un acto que fue como certificar la defunción del pueblo. Así explica la segunda parte del título del libro, cómo muere un pueblo.

La otra parte es cómo nace un pueblo. Buena parte del libro también se ocupa de esa tarea, de bucear en el origen de Farballes y, por extensión, de la comarca. Señala que ha encontrado aspectos muy interesantes de ambos. "Es cierto que me encontré, en la historia de Farballes,  con aspectos muy llamativos, como aquellos primeros viñedos del siglo X, en el pago de La Canal. También las ordenanzas concejiles halladas, que me han causado gran satisfacción. Las visitas realizadas por los visitadores de la Catedral de León, me han llamado mucho la atención, sobre todo cuando ordenan equipar la cárcel con grilletes, esposas y aderezar la horca.  El aspecto más significativo sin duda es el paraje hoy conocido como el Torrejón, lugar donde veraneaba Doña Sancha en su palacio. Desde allí se dominaban grandes extensiones de campos y se construyó la primera iglesia de San Vicente, por el año 950 de nuestra era, que posteriormente dependió del monasterio de Santiago de Valdevimbre. Todo esto y las grandes posesiones del marquesado de Astorga por esta zona, eran quizá los hechos hasta ahora más desconocidos".

En 1974 sólo quedaba una familia de cuatro personas y se fueron a Villalobar. En 1977 se ‘vació’ la iglesia. Fin El libro de Pellitero también posa su mirada en la comarca donde está Farballes, que no vive tiempos tan dramáticos pero sí complicados. "También está muy deprimida y despoblada. El municipio de Valdevimbre que llegó a tener 2625 habitantes en el año 1940, actualmente cuenta con 1063 censados. Esta Comarca del Valle es seca y árida en sus partes altas, donde por excelencia se produce el mejor vino y los cereales de secano. Mientras que en sus valles resulta ser frondosa y abundante en fuentes y manantiales, facilitando los cultivos de huerta y  pastos".
Una situación también común a otras comarcas limítrofes. «Tanto que que he aprendido mucho leyendo libros de historias rurales, entre otros de un libro titulado: ‘La vida cotidiana en  el Páramo leonés a mediados del Siglo XX’, de Francisco Ramón . Tanto me he introducido en el papel de este autor, que tenemos párrafos coincidentes en nuestros libros. Quiero agradecer desde aquí la gran lección que este hombre me ha dado, y decir que para mi es una persona de gran categoría humana».
Alguien que dio otro empuje a la fuerza motora del libro de Ezequiel Pellitero:«Hace 42 años que tenía estos sentimientos de escribir sobre mi pueblo. Esta decisión viene motivada por el sufrimiento que experimenté a mi regreso de Alemania, cuando encontré las ruinas, y me contaron mis padres y otros vecinos el saqueo al que fue sometido este lugar».
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