"El germen de mi afición al arte se halla en la infancia"

Luis Miguel Alonso Guadalupe expone por primera vez en casi cuatro décadas su producción de tintas ‘Los retratos del agua’

Joaquín Revuelta
25/02/2015
 Actualizado a 11/09/2019
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Cineasta, poeta, gestor cultural, pintor... son múltiples las personalidades artísticas que conviven armónicamente en la persona de Luis Miguel Alonso Guadalupe, siendo la última de las citadas, pero la primera en la cronología de los hechos, la que ahora ha querido mostrar a través de la exposición ‘Los retratos del agua’ que ayer fue inaugurada en los varios espacios expositivos con que cuenta el Ateneo Cultural El Albéitar de la Universidad de León, donde el artista estuvo arropado por los vicerrectores de Relaciones Internacionales e Institucionales y de Campus, José Luis Chamosa y María Victoria Seco, respectivamente; por el director del Área de Actividades Culturales, César Ordóñez, y por el programador cultural, Pepe Tabernero. La muestra, que cuenta con cerca de 150 ‘retratos’ pertenecientes a diferentes periodos en la vida del Alonso Guadalupe, podrá visitarse hasta el próximo 25 de marzo en horario de lunes a viernes de 12:00 a 14:00 horas y de 18:30 a 20:30 horas.

En aquel Madrid de los 80 los colegios mayores y las universidades aglutinaban toda la actividad cultural El director del Festival de Cine de Astorga señala que ‘Los retratos del agua’ es el trabajo de hace más de treinta años, cuando comenzó a pintar con tinta y agua, una actividad que nunca ha abandonado y que ha seguido cultivando con distintas temáticas en cada época, pero teniendo siempre el agua como hilo conductor, como el denominador común. "De esta manera he tratado de mostrar, por un lado, lo que se vivía en los ochenta con estos retratos genéricos que son un reflejo del impacto que supuso para mí la llegada a un Madrid en plena ebullición cultural y de gran inestabilidad  política y social", señala Alonso Guadalupe, que por otro lado ha pretendido viajar todavía más atrás en el tiempo, a sus recuerdos de la infancia, cuando de alguna manera ‘descubrió’ el cine y la pintura a través de las sombras y los reflejos que se proyectaban o se dibujaban en las sábanas recién lavadas que su madre tendía en el patio de su casa. "El germen de mi afición al arte se halla en la infancia", reconoce Luis Miguel, cuyo periplo madrileño le llevó a plasmar esos rostros de gente anónima que recorría las transitadas calles madrileñas en un periodo lleno de convulsión política y social pero muy activo desde el plano cultural, que se circunscribía sobre todo al ámbito de la universidad. "Es algo que ahora echo de menos. En aquella época los colegios mayores y las universidades aglutinaban toda la actividad cultural, lo que en cierto modo justifica que esta exposición se realice en un espacio como el Ateneo Cultural El Albéitar".

Pero no solo de rostros se nutre la exposición de Luis Miguel Alonso Guadalupe. También hay espacio para la denuncia del deterioro del paisaje o para la reflexión en torno a la crisis del arte. Pero siempre el agua como denominador común de una técnica que recuerda ligeramente al autor de ‘El grito’.

Todos esos rostros reflejan el alma de mucha gente con la que yo he transitado a lo largo de casi cuatro décadas Sobre las virtudes del agua el artista destaca sobre todo "que te deja hacer". "Por lo menos es lo que trato de reflejar tanto en mi obra poética como pictórica y cinematográfica, que las palabras fluyan, que las imágenes fluyan, que el agua fluya, en este caso la tinta, porque el artista lo único que tiene que hacer es conducir un poco ese cauce. No nos podemos empeñar en poner puertas al agua", argumenta este artista curioso por naturaleza, al que siempre le ha gustado experimentar en los diferentes campos del arte. De ahí que no se decantara por ninguno en concreto y que prefiriera cultivar todos ellos.

Ahora y después de tantos años ha querido sacar a la luz toda esta ingente producción de tintas, en una operación que tiene una parte de nostalgia y de reivindicación del pasado. "No hay que olvidar el pasado y de alguna forma estaba olvidando mis raíces familiares, que ahora he querido reivindicar con esta exposición y con el vídeo que he preparado al efecto y que supone un homenaje a la infancia y a mis antepasados", señala Alonso Guadalupe, para quien también constituye una reflexión sobre el momento presente. "Han pasado cuarenta años y en algunos aspectos no han cambiado muchas cosas», reconoce el artista, que en los en ocasiones angustiados rotros que cuelgan de las paredes delAteneo Cultural El Albéitar ha querido reflejar "la esencia del alma de mucha gente con la que yo he transitado a lo largo de casi cuatro décadas", una exposición que toda ella es en realidad "una metáfora del tiempo".
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