"El franquismo castigó el buen hacer de los maestros"

La historiadora afincada en León, Beatriz Mayo, presenta este jueves en Sierra Pambley su libro ‘La represión de maestros en la provincia de León durante la guerra civil’

Fulgencio Fernández
21/05/2015
 Actualizado a 13/09/2019
La persecución a todo lo que representaba la Enseñanza y la escuela en la República fue más que evidente.
La persecución a todo lo que representaba la Enseñanza y la escuela en la República fue más que evidente.
Leonesa a la que nacieron en Zamora, zamorana afincada en León donde trabaja hace muchos años, da igual, se siente muy bien en ambas provincias. Brillante universitaria, orientadora educativa, investigadora por naturaleza... en una de las carreras que estudió conoció el tema de la represión en el magisterio durante la guerra, le apasionó, le dedicó su tesis y un libro que ha visto la luz en Eolas: 'La represión de maestros en la provincia de León durante la guerra civil', que este jueves presenta (a las 20 horas) en la Fundación Sierra Pambley. Estará acompañada por Francisco Javier Vidal García (Profesor titular de la ULE -Área de investigación y diagnóstico en educación-), Javier Rodríguez González (Profesor titular de la ULE -Área de historia contemporánea-) Javier Fernández-Llamazares (Escritor e investigador).

– ¿Cómo decide investigar la depuración de los maestros en León, un asunto del que se había estudiado poco?
– Fueron varias las variables que influyeron en mi decisión de empezar y terminar este trabajo, todas ellas igual de importantes. Estando todavía en la universidad como alumna de la Licenciatura de Pedagogía empecé a investigar sobre esta época de la historia de España por gusto. Y este ‘gusto’ unido a la curiosidad determinó mi interés por conocer qué sucedió de verdad al magisterio en esos años de transición entre la segunda república y la dictadura de Franco, marcados por una guerra civil. Así inicié mi labor investigadora. Después encontré otra justificación que daba importancia al estudio y fuerza a mi labor: ya existían otros trabajos sobre la depuración de otras provincias, pero no había ninguno sobre la depuración en León desarrollado a partir de fuentes primarias. Por lo que se consideró necesario aportar una pieza más al mapa de la depuración.

– ¿Qué fue lo que más le sorprendió de la represión con los maestros?
– Me sorprendió confirmar las hipótesis de mi estudio, siendo la principal que la depuración del magisterio durante la guerra y el franquismo en España fue un proceso complejo y arduo, que persiguió el castigo de todas aquellas conductas que no se consideraron adecuadas por el Nuevo Régimen  y que pretendió crear un profesorado con un perfil ideológico, político y religioso homogéneo y acorde al Nuevo Régimen.

– ¿Fue un salto casi en el vacío, de una orilla a otra, de una consideración de los maestros en la República a la contraria en el Franquismo?
«De los 4 testigos preceptivos para depurar los que más firmaron fueron los curas, seguidos de los alcaldes»  - Sí.  Se castigaron y persiguieron conductas que durante la Segunda República fueron legales y que, si los maestros no las hubiesen seguido, los inspectores del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes les hubiesen sancionado. Es decir, se castigó el buen hacer de los maestros, se sancionó a un magisterio diligente, sin que esto, su buen hacer,  justificase la adhesión a la república de los maestros. El ser buen profesional y ejecutar la norma no implica la aceptación de la ideología reinante. Pero las autoridades nuevas no confiaban en ello y vieron clara esta relación a partir de la cual justificaron la depuración.

– Señalaba entre los hechos que la animaron a seguir su estudio el hecho de que había trabajos similares en otras provincias pero no en León, ¿la represión fue especialmente dura en León o la habitual en el franquismo?  
– Morente Valero, en 1997,  publicó un estudio sobre la represión de los maestros a partir de un estudio muestral de los expedientes de depuración. Este estudio es un referente en la materia de la depuración del magisterio por las deducciones a las que llegó. Sin embargo, las conclusiones de Morente se distancian de los resultados obtenidos en mi estudio de la provincia de León. La depuración en esta provincia tuvo unas características especiales, que la diferenciaron del resto de provincias.

– Señale algunas importantes.
– Por ejemplo, que el número de hombres con expediente de depuración fue significativamente superior al de mujeres; no sólo se tuvo en cuenta la conducta política y religiosa de los maestros, sino que se amplió el campo de lo castigable a los ámbitos personales y familiares de los depurados; la militancia en organizaciones políticas alcanzó mucha importancia a la hora de castigar al magisterio.

– ¿Y en cuánto a cifras globales?
– Es una pregunta muy amplia y ardua para una entrevista. Señalaré algunas de las que recojo en el apartado de ‘Conclusiones’ del libro y que son una síntesis de estas cifras así como de los datos no cuantitativos que también caracterizan la depuración en León. A modo de ejemplo puedo afirmar que fueron depurados 920 maestros y maestras, cifra que no se corresponde con el total de los docentes que había en la provincia, la mayor parte de los maestros depurados tenían la plaza en propiedad (el 65´1%), se separó del servicio a un 28%, en el frente norte se depuró al 2´61% del total; de los cuatro testigos preceptivos, los curas fueron los que más cargos emitieron en los informes seguidos muy de cerca de los alcaldes, en un 87´2% y un 87% de los 920 expedientes respectivamente.  

– Era premeditada la persecución de los maestros después de la importancia que le había dado a la Educación la II República.
– Sospecho que sí pues hubo un arduo desarrollo legislativo que reguló concienzudamente el proceso depurador.

–  ¿Temían la influencia en la ciudadanía de los maestros?
– El nuevo régimen sí, les tenía conceptuados como una institución con ideologías disolventes, perturbadores las conciencias infantiles, etc., tal y como se recoge en la legislación del época y que indico más arriba. Con el proceso depurador se intentó (y consiguió) apartar de las escuelas a todo docente que no hubiese mostrado durante los años de la Segunda República una moralidad acorde al Nuevo Régimen. Aunque los criterios utilizados para ello fuesen subjetivos, personales e incluso se aparatasen de la norma que regulaba el proceso depurador.

– Prácticamente servía cualquier excusa para depurar, algunas realmente increíbles.
– Cualquier acusación  justificada por un testigo preceptivo o personal de reconocido prestigios al Nuevo Régimen, aunque esta justificación fuese sólo la palabra no fundamentada, e incluso, contraria a la emitida en otros contextos.

– ¿Recuerda alguna especialmente injusta o cruel?
– Sí, te doy datos. Se confirma que la conducta general de los testigos preceptivos no fue objetiva ni imparcial. En 346 expedientes de los 920 analizados, el 37´60%, hay algún informe con conducta ilícita (10´54%), rumores (5´32%), contradictorio (19´20%) o copiado de algún testigo (2´5%). Esta arbitrariedad de los informes se daba por diversas conductas como la satisfacción de necesidades vengativas de unos emitiendo así cargos amañados; testimonios sin conocer personalmente al sancionado; acusaciones hechas por un testigo llegaron a ser conocidas por  el resto, coaccionando así las opiniones de unos y otros; afirmaciones calcadas, copiándose entre sí la acusación; testimonios falsos con la finalidad de destituir en el cargo a la maestra y así reponer a otra, familiar de alguno de los testigos.

– ¿Aqué cree que se debe que no estuviera estudiado este fenómeno en León pese a su importancia?
– Sí que está estudiado pero no con fuentes de primera mano que utilizo en mi estudio. Me explico.  Wenceslao Álvarez Oblanca, elaboró en 1986 un oportuno trabajo de la represión en la provincia de León. Esta obra, ofreció información general sobre el proceder de la depuración de la enseñanza  en esta provincia y de los maestros implicados y tuvo el mérito incuestionable de haber abierto las puertas de una investigación hasta entonces inédita. Pero, si bien hoy este trabajo ha sido superado tanto en el contenido como en el alcance de la información que ofrece. El motivo principal de las limitaciones con las que se encontró Wenceslao, sospecho que, no es achacable al estudio en sí, sino a que las fuentes de información de primera mano (los expedientes de depuración del magisterio) no eran accesibles entonces, por lo que el autor utilizó otras fuentes (B.O.P. y B.O.E.).

– ¿Cuál es la principal aportación de su estudio?
– Ofrecer al mapa de la depuración del magisterio en España un enfoque distinto del que tienen los estudios actuales sobre esta materia. La idea diferenciadora ha sido completar el estudio cuantitativo, donde se muestran las cifras concretas del proceso depurador que ofrecen los expedientes de depuración, con otro cualitativo, que expone todos aquellos procesos y factores que fuera de la norma establecida influyeron decisivamente en la depuración política. Todo ello sin obviar que  la intención primera y última que ha guiado mi estudio informar de la verdad, dejar hablar a los datos que aparecen en los documentos de primera mano sin interpretación subjetiva alguna.

– ¿ Ya lleva algún tiempo el libro en la calle, ¿le han llegado testimonios que le causaran emoción?
– Sí, también durante el proceso de investigación y tras la publicación.  Familiares de maestros y maestras que cito en el libro me han agradecido dar luz a la historia de su familia;  protagonistas directos me han hecho llegar relatos desgarradores personales que complementan los datos que ofrezco en el libro; hijos de depurados me han contado su historia de cómo tuvieron que huir su madre, maestra, y su padre, maestro, con lo puesto y los hijos bien cogidos de la mano. Tengo que confesar que estos efectos colaterales de la publicación del libro han sido muy emocionantes y me han recordado, una vez más, que el arduo trabajo realizado durante años ha merecido la pena.
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