Adolfo López: "La minería es un asunto literario que llevo en un bolso del alma"

Exminero y escritor, nacido en Ciñera, exminero... le duele la mina y coloca pinceladas de ella en una primera novela que se desarrolla muy lejos, novela negra

Fulgencio Fernández
25/11/2017
 Actualizado a 11/09/2019
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Sorprende el título —El Talib Yàabal— y tal vez sorprende que un ex minero y ahora novelista, de Ciñera, no se haya decidido por el camino conocido de la mina, tan literario, para irse muy lejos —Asia, la antigua Yugoslavia...— y con una trama de espías. En vez del negro carbón la novela negra... Es Adolfo López Reguero, que ya ha presentado su novela en su tierra.

- ¿Cómo se salta de la mina a la literatura?
- ¡Uf! Si te soy sincero, creo que fue por despecho y un poco, vanidad. Soy de los que piensa que todos tenemos un poquito de ésta, guardada en los bolsillos del alma. Aunque también ayudó el que acabase de reformar la casa, donde vivo y, me sentía ocioso.

- ¿Imagino que ya convivirían antes, que no es tan sencillo como decidir un día que voy a escribir una novela para protestar porque han cerrado las minas?
- La verdad que sí, aunque nunca publiqué. Soy como todo escritor novel, un ser con un montón de escritos desperdigados en cuadernos y hojas sueltas. Historias que jamás vieron la luz y que rondan como fantasmas, olvidados en castillos, que ya nadie visita.

- ¿Qué o quién le impulsó a publicar una novela?
- Mis dos lectores cero. Uno mi esposa y el otro un amigo cibernético, podía valer ese término, ya que, tras doce años de amistad, aún no nos conocemos en persona. Él, también había leído el borrador y fue quien terminó convenciéndome de que la cosa merecía la pena y que no la borrase. Aún recuerdo la larga conversación que tuvimos y cómo la salvó de la hoguera del olvido (para ciertas cosas soy algo Torquemada). En fin, ese fue el motivo para publicar y a ellos dos, va dedicada la obra.

- Conociendo de primera mano la larga crisis y el fin de la minería, ¿no se le pasó por la cabeza la idea de novelarla? Y más siendo de Ciñera, que es como uno de los símbolos de la resistencia final ¿Fue duro y no quiere recordarlo?
- La novela está salpicada de pinceladas sobre la minería, incluso menciones a concretas León, el Bierzo o Palencia, pero es verdad que paso de puntillas por el tema Claro que lo vivido en la minería fue muy duro, y no es que no quiera recordarlo pero se alejaban del eje central de la trama. Aunque el tema de la minería del carbón, es algo que guardo en uno de mis bolsillos, en el alma. Quién sabe si un día…

- No solo no utiliza los mundos cercanos y conocidos para su debut en la novela, sino que viaja a mundos muy lejanos para ambientar la novela, como Kazajistán, Asia, la antigua Yugoslavia… ¿Por qué esos lugares y porqué ese año, 1992?
- Pienso que esa época fue ¡fantástica! No solo en España con la Expo de Sevilla o las Olimpiadas en Barcelona. Internacionalmente, estaba la caída del muro y como no, la guerra de los Balcanes que siempre me atrajo. No solo como la nueva restructuración de la vieja Europa, si no, los oscuros entresijos de la política internacional, a la que poco le importó.

- Una novela con muertes, guerras, espías… novela negra ¿Le gusta el género o simplemente le pareció el mejor marco para lo que quería contar?
- Las dos cosas, me gusta el género, pero quería algo distintivo y fabriqué un mundo de espías españoles o, al menos, eso he intentado y puedes encontrar un pakistaní del CESID y un colega que habla bable más o menos cristiano incluso una búlgara y dueña de un gimnasio en Sofía y que lo habla con acento andaluz. Todo dentro de una atmósfera más seria sin tanta parte de comedia con la que estamos acostumbrados a revestir los españoles a nuestros agentes, esa especie de agencia de la alpargata y el botijo, dentro de un marco cómico y surrealista que nos presentan algunas películas y series, aunque algunas escenas en el libro pequen de ello —al menos ese es mi consuelo—,de vez en cuando es necesario aflojar tensión. Y también, porque estoy cansado de que solo los americanos y los ingleses, salven el mundo. Y, por otra parte, también quería que fuera una corrosiva crítica hacia los sistemas podridos de las viejas repúblicas.

- La protagonista inicial es una mujer ‘normal’ que sólo quiere «poner tierra por medio» de conflictos vitales pero se le atraviesa la vida y aparece un espía… ¿Qué busca con esta protagonista? ¿Le permite ir contando lo que van encontrando porque tampoco ella lo conocía?
- Su elección es un humilde homenaje a las mujeres, que son igual de valientes que los hombres, incluso más. La historia está llena de ellas, desde Juana de Arco hasta Agustina de Aragón, pasando por la Dama de Arintero. Y es cierto que el personaje se mueve en un mundo que le es desconocido y parte de él se describe a través de los ojos de la protagonista, otras veces es la narrativa en tercera persona la que lo muestra, pero sí podíamos decir que ella es el banderín de enganches

- ¿Qué puede resultar lo más sorprendente de la trama?
- Toda lectura es distinta, depende de quien lo lea. Hay que lo encuentra demasiado violento, para otros tiene una lectura política, otros el vocabulario en algunos momentos quizás, demasiado soez, incluso misógino por el creciente odio del antagonista al personaje principal.
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