La tradición ahora se sirve en el Húmedo

El Somoza cambia de ubicación y abre sus puertas a los leoneses en el centro de León. Lo hace con los mismos fogones en los que, a fuego lento, conservan los sabores de la cocina de antaño y la esencia de lo que siempre fue

T.G.
07/09/2018
 Actualizado a 19/09/2019
La zona de bar del nuevo Somoza guarda la esencia del anterior con las chapas de refrescos antiguas, desde 1954  1967. | SAÚL ARÉN
La zona de bar del nuevo Somoza guarda la esencia del anterior con las chapas de refrescos antiguas, desde 1954 1967. | SAÚL ARÉN
La cocina de El Somoza se viste por los pies. Y además lo hace con mantilla, mandil y rodao, con esa indumentaria típica de León que representa el folclore y que tan bien simboliza aquellos pucheros que puestos a la lumbre durante toda una mañana, a fuego lento y con los productos de la tierra, daban de comer a familia y amigos sin que se viese el fondo de los mismos. Y con la tradición, la esencia de El Somoza de la avenida Madrid y las ganas de seguir dignificando el oficio de la hostelería, el matrimonio formado por María José y Fito ha puesto rumbo a la calle Platerías, al corazón del Barrio Húmedo de León, para seguir llenando platos de esos sabores de toda la vida.

Hay ilusión con este proyecto, pero también responsabilidad. La que conlleva mantener la esencia de lo que han sido hasta ahora y la de ocupar un local que en su día fue el Vivaldi, capitaneado por el cocinero leonés Carlos Cidón. «Estar ahora aquí tiene una carga sentimental importante para nosotros porque en nuestra boda fue él quien se encargó de la comida», cuenta María José a pocas horas de abrir las puertas por primera vez en el centro de León.

Los regentes de El Somoza llegan a su nueva ubicación con la idea clara de que son de donde vienen y por eso con ellos han ido también las chapas de refrescos que decoraban el antiguo local y que ahora se pueden observar en la zona de bar. La más vieja, de 1954, la más moderna de 1967.

El Somoza cuenta además con otros dos espacios: una bodega a la que poder bajar para tomar tranquilamente la consumición que también será un espacio cultural y el comedor en la primera planta. En él, los guiños a la indumentaria tradicional cuelgan de sus paredes, aunque habrá que esperar a que abran esta parte para descubrirlos ya que de momento solo está en marcha la zona de bar. Será entonces cuando las alubias con androlla o la caldereta de chivo deleiten a los leoneses como han hecho hasta ahora en el Somoza: con buena materia prima, con un servicio familiar, con su estilo austero pero honesto, con los sabores más cazurros, con la vista fija en el futuro pero sin olvidar aquella cantina que la ‘ti Serafina’, tía de Fito, tuvo en Quintanilla de Somoza y que fue el germen de lo que son hoy.

El Somoza de siempre en el corazón de León.
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