El Templario

Mañana, El Templario, La Comarca, Bierzo 7, Aquiana, Spirogyra…publicaciones que albergaron las vivencias e impresiones de muchos bercianos y que ahora solo quedan en el recuerdo.

Manuel Ángel Morales
14/01/2024
 Actualizado a 14/01/2024
Una de las portadas del proyecto, con un dibujo del castillo de los templarios.
Una de las portadas del proyecto, con un dibujo del castillo de los templarios.

El Templario va a ser la publicación de más larga vida que ha tenido Ponferrada». Con esta rotunda afirmación abría el artículo sobre el periódico El Templario Don José Antonio Carro Celada en su obra de referencia Historia de la prensa leonesa. Aunque en el momento de la publicación esa afirmación era verdad, la veterana revista sería superada a mediados del pasado siglo por el semanario Aquiana dirigida por Ignacio Fidalgo. Afirmaba Carro Celada que El Templario fue la continuación de la revista Patria y Letras —fundada en Madrid en 1906 y luego impresa en Salamanca— y que «a partir del 20 de julio de 1924» se publicaría en Ponferrada con el nombre de El Templario. Sin embargo, no fue exactamente así. El número 358 de El Templario está fechado en noviembre de 1923. En ese mismo número, un articulista hace referencia a otro anterior, el 357, —que lamentablemente no se conserva— y que ya aparece con el nombre de El templario.

Efectivamente, en su portada aparece un templario «de principios del siglo XII» y se define en su cabecera con la frase «Revista ilustrada gratuita» expresando, a su vez, que es la continuación de la revista Patria y Letras. La dirección de la Redacción que aparece en la portada tampoco se corresponde con ninguna calle de Ponferrada —como afirma Carro Celada—, sino que aparece la Calle San Bernardo, 1, 1º derecha, esto es, en Madrid. Su director fue Nicomedes Martín Mateos García, nieto de Nicomedes Martín Mateos (Béjar, Salamanca 1806- Ibid., 1890), filósofo español neocartesiano y espiritualista, que tuvo dos hijos: Petra (Peñaranda, 1837) y Francisco (Béjar, 1840). Nicomedes Martín Mateos García será hijo de Francisco, y fue el tercero de los cinco que tuvo este con su mujer, Doña Concepción García Castaño.


La revista Patria y Letras había nacido en la ciudad de Béjar (Salamanca) en 1905 de la mano de su fundador, José María Blázquez. No fue, por tanto, fundada en Madrid -como también afirma erróneamente Carro Celada-. La revista era de ideología anarquista y continuaría con otra publicación bajo el expresivo nombre de La Dinamita.

Nicomedes Martín Mateos García había colaborado estrechamente con José María Blázquez en Patria y Letras y continuará posteriormente el proyecto en Madrid desde 1906, hasta que, finalmente, en 1923, se convierta en El Templario. En ese número ya reseñado de noviembre de 1923 el director y propietario de la revista se define a sí mismo como «fundador de varias Asociaciones Literarias y perteneciente a la de Escritores y Artistas Españoles».

Como se ha dicho, en el número 358 hay una interesante sección titulada «Crónicas de Bérgidum Flavium» firmada con el seudónimo de «Boeza» y fechada en Bembibre en noviembre de 1923. Es interesante porque en ella el autor señala que «[…] ha tenido la bondad de hacer llegar a mis manos el nº. 357 de la interesante y amena revista El Templario, editada en Madrid bajo la dirección de Don Nicomedes Martín Mateos a quien no tengo el honor de conocer. El Señor Martín Mateos, ¿es un berciano amante de la patria chica? No lo sé, pero el apellido no es del Bierzo». El autor añade que va a seguir colaborando en adelante con la revista y aprovecha para publicar el discurso que impartió Don Severo Gómez Núñez en la Real Sociedad Geográfica el día 26 de febrero de 1923 y en el que el «General de artillería, Licenciado en Ciencias y exdiputado a Cortes» aprovecha para centrarse en El Bierzo como tema elegido al que define como «mi país, la tierra donde nací y donde reposan las cenizas de mis antepasados, pedazo de España que ofrece al estudio enorme interés positivo, y a cuyo progreso vengo dedicando los mayores esfuerzos de mi vida». La relación de Nicomedes Martín Mateos García con el Bierzo le vendría, sin duda, por haber contraído matrimonio con la hija de uno de los ingenieros del ferrocarril de Ponferrada. 


El Templario se definió de muy diversas maneras en las portadas que sucesivamente se fueron publicando. Y así lo hizo como «Revista Berciana y de la Montaña leonesa de bellos ideales (nº. 359, febrero de 1924), «Revista del Bierzo y de Laciana de altos ideales» (nº. 360, febrero de 1924) o «Revista de cultura e información. Defensora de los intereses del Bierzo y de los partidos de Murias de Paredes y del Barco de Valdeorras» (nº. 393, noviembre de 1924).

El Templario fue, tal y como se definía en su cabecera, una revista de cultura y de información variada, en la que cabían colaboraciones literarias, pero también noticias sobre algún hecho social y publicidad de empresas y establecimientos comerciales.

La portada con un templario de principios del siglo XII aparece en muchos de los números, aunque poco a poco otras fotografías fueron publicadas en primera página. Así, en el número 389 de octubre de 1924, aparece un bello dibujo del castillo de los Templarios de Ponferrada hecho a plumilla por el «Redactor de Arte, digno oficial de Correos, Don A. Arroyo». No es un caso aislado, pues en noviembre de 1924, en el número 394, se inserta una fotografía del puente romano de Cangas de Onís, en Asturias. También en noviembre de 1994, número 393, se había insertado un retrato de José Zorrilla con el siguiente párrafo: «En este mes del Tenorio, presentamos muy honrados, el retrato del inmortal autor de la obra mundialmente conocida. También vamos á recordar cómo se dio á conocer D. José Zorrilla […]». 


La publicidad aparece desde los primeros números. Es una publicidad artesanal y directa, cuya lectura resulta hoy entrañable, como la referente a la máquina de escribir «METEOR» de la que se dice que es una «Máquina de escribir METEOR, modelo novísimo, de cinta bicolor, con maleta de viaje y todos los accesorios, como cinta, goma de borrar, cepillo, aceitera y destornillador. Pesetas  550. Para compras e informes escribir al Director de esta publicación». Hay publicidad de comercios leoneses y bercianos como el anuncio que reza: «Casa Lobato. Confecciones de caballero y niño. León» o «Foto=Arias. Taller de reproducciones y ampliaciones de Crayón. Acuarela, pastel y sepia. Retratos vitrificados y miniaturas propios para alfileres de corbata y sortijas y alfileres  de señora».

La publicidad aparece generalmente en una sola página en la que se incluyen solo los anuncios, aunque también se inserta en el resto de las páginas, junto a colaboraciones o noticias de interés. Los anuncios se contrataban por trimestre completo y se pagaban veinte pesetas por una plana, doce por media y siete por un cuarto (precios de 1924).


Entre los diversos colaboradores que participaron en la revista aparecen nombres como Mario Roso de Luna, Pablo Dueñas Martínez, Boeza, S. Bermúdez de Castro, Prado-Luengo o José Cosme Riesco junto con otros con curiosos seudónimos como «El Hidalgo de Tebaida» o «El pescador del Cúa».

También contó con nombres muy prestigiosos, como lo atestigua algún artículo de D. Miguel de Unamuno. En el plano cultural se incluyeron homenajes a poetas bercianos, como el artículo con una fotografía del poeta Manuel Álvarez, que había recientemente fallecido, y al que el articulista dedica unas emocionantes palabras de recuerdo respetuoso: «[…] vamos a dar a conocer en números próximos las composiciones del hombre de alma grande y generosa; a un genio que se oculta cual gacela del desierto entre la vegetación bravía del Bierzo incomparable».


El Templario se editaba en sus propios talleres que disponían de todo tipo de maquinaria para hacer la revista y que hacía todo tipo de trabajos de imprenta tal y como el propio medio anunciaba en sus páginas: «Artes Gráficas de El Templario. Relieves. Especialidad en trabajos para la banca, industria, comercio. Prontitud y economía. Talleres: en Salamanca. Sánchez Ruano, 31».

El Templario disponía de colaboradores en diversas localidades del Bierzo, que escribían sus artículos comenzando con «De Bembibre» o «De Villablino» y así, por ejemplo,  nos cuenta el corresponsal de Villablino en una de esas colaboraciones  que «hace muchos años que no se ha dejado sentir un frio tan intenso ni nevadas tan copiosas como las que se suceden en el actual, llegando algún día la mínima a doce grados bajo cero» añadiendo a continuación que la nevada había servido para mejorar las posibilidades de caza y que «[…] en el pueblo de Palacios cobraron un hermoso oso; en Cuevas un jabalí y en varios pueblos numerosos osos. Los lobos, más astutos, no se dejan sorprender tan fácilmente […]».

El Templario ofrecía a sus lectores la posibilidad de suscribirse. En el año 1924 los precios de la suscripción eran de dos pesetas por trimestre, incluyéndose en este precio los números extraordinarios de la revista. En sus mejores momentos llegó a tener una tirada de 4.000 ejemplares, lo que para la época y tratándose de una revista de ámbito local era una tirada considerable.

En 1932 la revista dejó de publicarse, coincidiendo con el fallecimiento de su director. Carro Celada, quien llegó a contactar con el hijo de Nicomedes Martín Mateos, Isidro, refiere que este le comentó que «con el advenimiento de la República se hacía difícil sostener una revista de ideas contrarias, lo que le proporcionó serios disgustos».

Como se ve, nada nuevo bajo el sol... se acababa así una de las voces más interesantes del periodismo berciano, que siempre actuó en beneficio del Bierzo, Laciana y Valdeorras, dejando, eso sí, un testigo, que otros retomarían en los años siguientes con el mismo espíritu y valentía.

Afortunadamente, el Ayuntamiento de Ponferrada compró, a finales de los noventa del pasado siglo, a los herederos de Nicomedes Martín Mateos García, la colección de El Templario por 700.000 pesetas. Aunque incompleto, hoy este tesoro puede consultarse por los investigadores en el archivo de la Biblioteca de Ponferrada.
 

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