Proyectos faraónicos que se desvanecen en el Bierzo

La comarca, necesitada de alternativas a la minería y la industria energética, ha visto como han sido varias las iniciativas 'salvadoras' que finalmente no han cristalizado

A. Cardenal
22/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Presentación del Cicat en Cubillos del Sil. | C.S. (ICAL)
Presentación del Cicat en Cubillos del Sil. | C.S. (ICAL)
Esta semana, las irregularidades catastrales en las fincas de Vega de Espinareda y Fabero en las que se iba a instalar una plantación de más de 300.000 almendros y 30.000 nogales del empresario Ángel Pérez han terminado con un proyecto que estaba llamado a empezar a llenar el vacío del inminente cierre de la Gran Corta de Fabero debido a la negativa de Endesa a adquirir más carbón para la térmica de Compostilla.

Es una historia que se repite. Ante el declive de la minería y la industria energética, motores económicos del Bierzo durante décadas, han sido numerosos los proyectos ‘salvadores’ que estaban llamados a coger el relevo y sacar a la comarca de la depresión económica en la que lleva inmersa desde que Europa puso fecha de caducidad al carbón.
Los desengaños, sin embargo, comenzaron incluso antes. En el 2001, Ponferrada se postuló con fuerza para albergar la nueva fábrica que BMW quería ubicar en Europa para aliviar así la saturación de la estructura industrial de la marca en aquel entonces.

El proyecto no podía ser más ambicioso: Una extensión de dos millones de metros cuadrados –más otros dos millones de reserva de suelo– y cientos de puestos de trabajo en un sector como el automovilístico que no los primeros años del nuevo milenio vivía en la cresta de la ola. Finalmente, la marca alemana no se instaló en la comarca, que menos de veinte años después, revivió el desengaño.

En verano de 2016, el Bierzo sucumbió a la fiebre Tesla. Ante el rumor de que el gigante de coches eléctricos Elon Musk quería desembarcar en Europa y la comarca se movilizó, incluso se llegó a crear una plataforma ciudadana para atraer a la empresa.

¿La realidad? Ni Tesla tenía intención de instalar una fábrica en Europa –solo buscaba mejorar la distribución–, ni la compañía tuvo presente desembarcar en el Bierzo, y la filial Tesla International BV terminó ubicándose en Barcelona.
Incluso el sector agroalimentario, el que mejor ha resistido la crisis económica, también ha vivido sinsabores.

La empresa ICG anunció a bombo y platillo en 2014 un Centro Industrial Cárnico de Alta Tecnología (Cicat) que se ubicaría en el polígono del Bayo, unas instalaciones de más de 30.000 metros cuadrados para las que habría una inversión de más de cincuenta millones de euros y supondrían la creación de 200 empleos directos.
Sin embargo, los retrasos fueron una constante y la empresa ni siquiera llegó a solicitar la licencia de obra, por lo que la propia Junta tuvo que rescatar la parcela.
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