Anaitasuna 32 - Abanca Ademar 23: 'Debacle en la pista maldita'

El conjunto leonés entierra sus opciones en una pésima primera mitad, en la que metió sólo siete goles y la escuadra navarra cogió ocho de ventaja

Jesús Coca Aguilera
21/10/2017
 Actualizado a 16/09/2019
Costoya intenta superar con una vaselina a Nordlander. | JAVIER QUINTANA
Costoya intenta superar con una vaselina a Nordlander. | JAVIER QUINTANA
Visitar al Anaitasuna sigue siendo sinónimo de pesadilla para el Abanca Ademar. Un año más, y van cinco seguidos, los leoneses se vuelven sin triunfo de Pamplona. Y esta vez, con un severo rapapolvo que hace mucho daño y ahonda en el mal momento que atraviesan y que el espejismo de Bucarest parecía haber empezado a cortar.

32-23 vencieron los navarros a una escuadra leonesa que enterró sus opciones en una pésima primera mitad, en la que completó una horrorosa actuación en ataque, sin encontrar nunca la forma de superar el 6-0 liderado por un gran Bazán, encadenando una y otra vez pérdidas y errores en el lanzamiento, y provocando que a base de contraataques el Anaitasuna abriera más y más la renta pese a que en ataque estático apenas encontrara huecos.

Sólo siete goles metió en ese periodo el Ademar. Sólo tres hizo en sus últimos 20 minutos Un balance de récord negativo. Un atasco que marcó diferencias, pues permitió a los locales irse ocho arriba (15-7) a vestuarios, y una diferencia que acabó siendo una losa para un Ademar que nunca llegó a volver a estar por debajo de los cinco ni a soñar siquiera con la heroica remontada.

El Ademar, que ya de salida se vio 6 abajo (8-2), metió sólo 3 goles en los últimos 20 minutos de la primera parte Ya el arranque no hacía presagiar nada bueno. El Ademar, sin Cupara por el proceso vírico que le ha dejado KO toda la semana, sorprendía con Pesic de inicio. Pero quien se erigía en protagonista era el meta local Sergey Hernández, una de las sorpresas de Jordi Ribera en la última lista de la selección; y quien marcaba el ritmo era el Anaitasuna, que buscaba ataques muy rápidos y en pocos segundos, incluso tras encajar gol, con los que dañaba a los leoneses con su propia medicina y tomaba las primeras ventajas importantes.

En sólo nueve minutos, la diferencia ya se disparaba hasta los seis. 8-2 vencían los locales, con seis de esos goles procedentes de contras en primera o segunda oleada, y sin que un tiempo muerto de Guijosa pudiera frenar la sangría.

Entonces, todo parecía volver a su sitio. Llegaban dos goles rápidos para poner el 8-4 y, desde la defensa, el Ademar intentaba asentarse. Cuando obligaban a los navarros al ataque pausado, el 6-0 leonés ganaba la partida, y durante siete largos minutos dejaron su meta a cero.

De poco sirvió, porque comenzó la pesadilla ofensiva. Costoya era la sombra del jugador que ha brillado en este arranque de la temporada y Guijosa se veía obligado a sentarle. Por el puesto de central pasaban Simonet, Acacio y Rodrigo sin que nadie supiese leer la defensa navarra. En el lateral izquierdo Vieyra no encontraba huecos. Sergey le ganaba la partida a los extremos cuando recibían. Al pivote apenas le llegaban balones.

Tras coger Anaitasuna 10 de ventaja (21-11), Ademar llegó a ponerse a 5 (24-19) y con bola a 11 minutos para el final Ni una sola tabla de salvación. Ni un arma funcionando. Y entonces, con 12-6 y a falta de tres minutos, Guijosa pedía su segundo tiempo muerto. Ese tramo final se antojaba importante. En juego estaba acercarse y empezar la segunda parte a tiro con un parcial favorable, o encomendarse a un milagro en caso de recibirlo en contra. Y fue lo segundo. Con dos errores en contraataques incluidos, el Ademar se iba con esos ocho goles de desventaja al descanso... tras el que las cosas aún irían a peor.

Lo que antes funcionaba, la defensa, empezó a ser superado también por un Anaitasuna en el que Oswaldo creaba el juego y no sólo marcaba sino que encontraba a Ugarte en seis metros. Y aunque el ataque mejoraba, el intercambio era insuficiente. De hecho, la diferencia se disparaba hasta los 10 goles, la máxima del encuentro y que los navarros tuvieron con el 20-10 y el 21-11, que provocaba el último tiempo ademarista con 21 minutos por delante.

Eso sí, aún sin salir nada de nada, al Ademar hay que reconocerle que nunca se rindió. Cambió a defensa 5-1 con Jaime de avanzado y hasta dos veces ‘amenazó’ con volver al encuentro.

El conjunto navarro imprimió un ritmo muy alto y abrió brecha a base de contras; un proceso vírico impidió jugar a Cupara La primera, con un parcial de 0-3 que le puso a siete (21-14). La segunda y definitiva, cuando a falta de 16 minutos, con 23-16 y el Anaitasuna habiendo ralentizado mucho el ritmo de su juego para buscar el paso del tiempo, Biosca se enchufaba, los leoneses sobrevivían sin encajar gol a una exclusión y con otro parcial, esta vez de 1-4, se ponían a cinco goles (24-19) que se antojaban muy exiguos para todo lo que había llovido.

El problema es que el margen de error era cero. Y una jugada mató la reacción. Robaba el balón el Ademar, que podía colocarse a cuatro con 10 minutos aún por jugarse, pero la perdía al lanzar la contra, Gastón marcaba y en la acción siguiente Mikel volvía a colocar los 7.

Ya no hubo más amagues de reacción. Y sólo los goles de David, relevo de Vieyra en un lateral zurdo en el que Vejin no tuvo ni un minuto, destacaron en el tramo final. La debacle en la pista maldita estaba consumada.

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