Cadenas pierde a su segundo de a bordo

Diego Dorado, segundo entrenador durante los últimos 7 años de un Ademar al que dirigió 5 semanas, se va de primero al Nava / "Da nostalgia, pero tenía ganas de coger un proyecto"

Jesús Coca Aguilera
02/04/2020
 Actualizado a 02/04/2020
Diego Dorado, durante una entrevista en La Nueva Crónica.
Diego Dorado, durante una entrevista en La Nueva Crónica.
Si hubo algo que se repitió en la etapa de Dani Gordo, Rafa Guijosa y en esta última de Manolo Cadenas al frente del Abanca Ademar, fue quien era su lugarteniente. A su lado, como segundo técnico, estaba siempre Diego Dorado, que llegó a León con sólo 32 años procedente del filial del Itxako femenino, y fue creciendo, aprendiendo y convirtiéndose en pieza fundamental del cuerpo técnico año tras año independientemente de que se cambiara de cabeza visible, y llegando a dirigir al equipo durante las cinco últimas semanas de la pasada temporada.

Sin embargo, esa etapa llega a su final. Cadenas pierde a su segundo de a bordo de cara a la próxima temporada, pues a Diego Dorado le llega la hora de ‘volar solo’ y dejará el club para ejercer de primer entrenador del Nava, donde sustituirá al que fue su ‘primero’, Dani Gordo, que anunció en Navidad que no seguiría en el club.

Una oportunidad de oro para el asturiano, que tras su corta etapa al frente del Ademar, a quien consiguió clasificar para Europa, afrontará el reto de ser primer entrenador desde el inicio de la campaña al frente de un club que sobre el papel debería estar en la liga Asobal, si bien no tiene garantizada su permanencia en el caso de que la competición se reanude pues aunque es noveno está sólo tres puntos por encima de la zona de descenso.

Cadenas «le animó» y dijo que «era el momento». El club se lo «puso fácil», pues tenía contrato hasta el 2021 «Se contraponen dos sensaciones. Por un lado cuesta, porque llevo muchos años en León, he pasado por casi todo en el organigrama del club y mi experiencia ha sido genial, así que da mucha nostalgia por todo lo que dejas atrás. Sin embargo por otro profesionalmente tenía ganas de coger un proyecto y cuando sale una oportunidad así tienes que ir a por ella», explica Diego Dorado, que reconoce que «cuando uno mira hacia atrás y ve que va ya casi una década se sorprende. Es una barbaridad, no me da la sensación de llevar tantos años, pero eso es que he estado entretenido...».

Dorado, que recuerda que se estrenó como segundo «justo cuando la crisis gorda», reconoce que durante todo el tiempo pasado en León «me ha cambiado la vida a nivel personal y en lo profesional estar dentro de esta estructura ha sido un paso de gigante, estar en un club exigente te hace mejor».

El técnico, al que le quedaba otro año de contrato en el Ademar, agradecía la posición tomada por el club «de entenderlo, ayudarme y ponérmelo fácil para no dejar pasar esta oportunidad», revelando que Cadenas «me animó y me dijo que estaba en el momento bueno para coger un proyecto».

El de Valdevimbre es uno de los tres maestros que ha tenido en León, costándole a Dorado quedarse con algo concreto de cada uno. «Todos tienen su estilo y de todos he aprendido. Manolo tiene una experiencia total en el mundo del balonmano y un estilo muy definido; con Rafa vivimos temporadas extraordinarias, en las que quizá no se le dio el valor adecuado a quedar segundo, y destacaría el gen competitivo que tiene; y con Dani se hizo un gran trabajo en uno de los peores momentos del club, supo tirar de cantera y sacar rendimiento a todo el mundo».

«La filosofía del Ademar me ha quedado impregnada. Me gusta el modelo y mi estilo se parecerá a ella» Por eso, a la hora de valorar cómo será el equipo que él dirija, reconoce que «me ha quedado impregnada la filosofía del Ademar. He crecido con ella, me gusta y el modelo se parecerá en la medida de lo posible a lo que hacemos en León, porque creo que la propuesta de un balonmano ordenado y rápido es atractiva para la afición».

«Con el móvil echando humo tras saltar la noticia», Dorado señala que «la decisión es independiente de que el Nava esté o no en Asobal, el proyecto me ilusiona sea en una categoría u otra, aunque espero y deseo que se mantengan».

Ahora queda ver si el asturiano podrá despedirse del Abanca Ademar sobre la pista, porque para eso tendría que poder reanudarse la liga. Algo que «espera que suceda, porque a es lo más justo a nivel deportivo», pero que ve «difícil que pueda hacerse, porque cada día que pasamos en casa es más complicado el volver a ponerse a punto y hay que mirar por la salud de los jugadores. Es complejo porque luego habría que jugar al menos dos partidos por semana y, sin preparación, además del riesgo del virus existiría el muscular».

Sería el final de una etapa de su vida de la cual «lo que más echaré de menos es a la gente, que con el paso del tiempo se han convertido en mis amigos y con los que tenía relación diaria, y las emociones que se viven en ese Palacio que con nuestra afición hace que cualquier profesional se sienta genial».
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