La Palabra de Dios, de pueblo en pueblo

El párroco de San Juan del Rebollar (Zamora) es el sacerdote con más pueblos a su cargo en la provincia de Zamora, con una quincena

Juanma de Saá (ICAL)
12/03/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Teófilo Nieto, párroco de San Juan del Rebollar (Zamora), oficia una misa en San Cristobal de Aliste. | ICAL
Teófilo Nieto, párroco de San Juan del Rebollar (Zamora), oficia una misa en San Cristobal de Aliste. | ICAL
A las nueve y media de la mañana del domingo hace un frío considerable pero el sol quiere brillar con fuerza en San Juan del Rebollar, una pequeña localidad situada 60 kilómetros al noroeste de la capital zamorana, en plena comarca de Aliste, cerca de la frontera con Portugal. Aunque el centro del pueblo se ha ido alejando ligeramente de la iglesia, el templo siempre es una referencia desde la distancia para dar con la casa del cura, que está al lado, como de costumbre.

Allí empieza una jornada en la que Teófilo Nieto, el párroco, ofrecerácinco misas y participará en una reunión de organización en otros tantos pueblos de los quince que están a su cargo en la comarca de Aliste: Mellanes, Rabanales, Grisuela, Lober de Aliste, Matellanes, San Vitero, Sejas de Aliste, Tolilla, Ribas, Rábano de Aliste, San Cristóbal de Aliste, Ufones, El Poyo, Tola y San Juan del Rebollar. En total, unas 1.300 personas dispersas por la comarca a las que pastorea con dedicación.

Se trata del cura que más localidades atiende de toda la provincia, seguido por el de Valer de Aliste, Fernando Lorenzo, quien tiene catorce, y los de Alcañices y Carbajales de Alba, Héctor Galán y Timoteo Marcos, respectivamente, que llevan trece.

Teófilo Nieto lo niega de forma rotunda pero es un sacerdote especial. De entrada, todavía tiene menos de 50 años, 46, para ser exactos, quince menos que la media registrada por los clérigos en Zamora y en la mayor parte de España.

Su forma de expresarse es muy clara y directa; mira a los ojos cuando habla, acostumbrado a leer entre las líneas del alma, pero sin resultar invasivo; es sumamente querido, conocido y apreciado por los habitantes de toda la comarca, con los que lleva en comunión desde hace un cuarto de siglo, y colabora activamente en iniciativas de calado social, comprometido, por ejemplo, con la lucha contra la despoblación que amenaza con desdibujar la provincia de Zamora.

Luego, esa señora fue una gran defensora de mis pelos y mis barbas. Decía: Como el Sagrado Corazón que tengo yo en la habitación La descripción de Teo -todo el mundo le llama así- quedaría muy incompleta si no se hiciera mención a la llamativa y ondulada melena negra que contrasta ligeramente con su hirsuta barba entrecana para conformar una imagen que recuerda, inevitablemente, a la de Jesús de Nazareth comúnmente aceptada. "Me lo han dicho muchas veces. Cuando llegué por aquí, en la residencia de Alcañices, una señora me dijo: Pobrecito, tan joven y pidiendo ya un bocadillo", comenta, con una carcajada. "Luego, esa señora fue una gran defensora de mis pelos y mis barbas. Decía: Como el Sagrado Corazón que tengo yo en la habitación", añade.

Teo baja las escaleras de su casa diciendo ‘adelante’ a voces. "Entra hasta la cocina, anda", invita, haciendo un ademán hacia la habitación donde suele recibir a la gente y celebrar reuniones. En la nevera hay una nota en la que se recuerda a sí mismo que debe comprar pistachos y caramelos "para los chicos de catequesis", una pegatina de Unidad de Acción Pastoral de Nuez de Aliste, la cita de San Juan ‘Que todos sean uno’, la lista de la compra y sendos pines del Che Guevara y de Teresa de Calcuta.

En ruta


Ya en el coche, camino de San Cristóbal de Aliste, Teo explica que la rutina dominical ha hecho que "lo especial se convierta en ordinario", con una actividad incesante y esperanzada desde Dios y hacia lo demás. "La esperanza me pone las pilas a diario. La esperanza de hacer madurar a la gente y de ir haciendo Reino de Dios aquí, en este mundo. Es una esperanza alimentada desde la oración, la reflexión y ponerme delante de Jesús para que sea el acicate de todo esto", explica. "Me habría gustado dedicarme al mundo obrero pero la realidad de Zamora es sobre todo, rural. Me enviaron aquí a hacer la etapa pastoral y me enamoré de este mundo rural y, cuando uno hace opción por algo, desde la metodología de ver, jugar y actuar, es muy fácil cambiar de opción cuando cambias de realidad", afirma.

Me habría gustado dedicarme al mundo obrero pero la realidad de Zamora es sobre todo, rural. Me enviaron aquí a hacer la etapa pastoral y me enamoré de este mundo rural En San Cristóbal de Aliste, una docena de personas espera junto a la iglesia y bromea con la puntualidad de Teo. Las campanas empiezan a sonar inmediatamente para llamar a misa. “Llevamos diez minutos esperando. Algunas veces es puntual”, dice una señora con malicia. “Nos gusta mucho Teo. Es buenísimo. Somos pocos en el pueblo pero nos juntamos los que habemos (sic). Pero que hable esta, que es de Madrid”, se zafa, entre risas.

Mientras se prepara en la sacristía, Teo charla animadamente. Se percibe con claridad su entusiasmo ante el contacto directo con sus feligreses, que participan en la misa con voluntariosos cánticos, leyendo el Génesis y un pasaje de San Pablo, y que muestran un gran interés en la eucaristía. “Se presentó él, y yo, que iba a deciros que era el cura nuevo que venía a sustituirme…”, señala al inicio de la misa, en alusión al redactor de Ical, para regocijo de la veintena de asistentes.

Después de leer a San Lucas, Teo se dirige resueltamente a sus parroquianos: “¿Sabéis quiénes eran Moisés y Elías?”, pregunta. Habla de que Moisés representa la Ley; que Elías representa a los profetas e incide en la cercanía de Dios, que “quiere ser escuchado”. También recuerda que es misericordioso, al tiempo que señala el cartel del Jubileo Extraordinario de la Misericordia y obliga a rebuscar en la memoria del catecismo sobre las obras de misericordia, que son siete corporales y siete espirituales.

Justo antes del envío, Teo explica a los presentes cuánto dinero ha salido de la colecta de Manos Unidas, cuándo hay que reunirse para ultimar detalles de la Semana Santa en la zona y cuándo habrá celebración de la Palabra.

Inmediatamente, pero sin transmitir prisa en absoluto, Teo vuelve a ponerse de calle en la sacristía mientras charla con algunos habitantes del pueblo. Le quieren. “Nos explica muy bien las cosas”, asegura Socorro Calvo. “Hacemos todo lo que se pueda”, asegura Hermenegildo Fernández, ya que ambos colaboran con denuedo para que todo salga bien, junto con Leonila Fernández Modesta Lorenzo y Silvina Rodríguez, quienes también animan la liturgia desde el coro.

Cambios sutiles


El esquema, hasta cinco veces en cinco localidades distintas y como si cada una de ellas fuera la primera. Teo hace sutiles cambios. Habla de ‘amigos’ en lugar de hacerlo de ‘apóstoles’ o ‘discípulos’ para “hacer más cercano el lenguaje”, intentando evitar la carga ideológica. “Quiero hacer un Dios cercano a través de mis palabras”, precisa.

Hay que hacer de la necesidad, virtud. Es difícil encontrar curas y, por eso, intentamos gestionarnos de otra forma, dando más protagonismo a los laicos También utiliza el pronombre femenino para hablar cuando hay mayoría de mujeres, aunque reconoce que “no es correcto” desde el punto de vista filológico, lingüístico y teológico. “Creo que las cosas avanzan desde la heterodoxia y el lenguaje, también”, sentencia, mientras conduce hacia Ribas de Aliste por una carretera un tanto maltrecha. “Hay que hacer de la necesidad, virtud. Es difícil encontrar curas y, por eso, intentamos gestionarnos de otra forma, dando más protagonismo a los laicos. Las comunidades crecen con el acompañamiento del sacerdote pero no con su omnipresencia”, expone.

Ya en Ribas, mientras Teo vuelve a prepararse, suenan las campanas. “Aquí suele haber unas 50 personas en misa”, afirma una mujer con una carcajada, porque la realidad es que ronda la decena de devotos. “No está Teresa ni Paulita ni Margarita”, enumera. “No somos ni un número ni una cabeza, sino un nombre”, asegura el sacerdote desde el altar antes de empezar la eucaristía.

La ruta continúa. Procesión, saludo, acto penitencial, Gloria, primera lectura, salmo, segunda lectura, Evangelio, homilía, Credo, oración de los fieles, ofrenda, prefacio, epíclesis, consagración, aclamación, intercesión, doxología, Padrenuestro, paz, comunión, oración, bendición y despedida. El esquema es invariable mientras las misas se suceden en por Rábano de Aliste, Tola, San Juan del Rebollar y, ya por la tarde, Lober de Aliste, pero los matices hacen que todo se antoje distinto. “Severino es el alma de Rábano, la persona más disponible que puedes encontrar, valora Teo. “Hoy traigo quien me defienda”, agrega, con sorna, al tiempo que echa un vistazo a los asistentes. “Lo bueno de ser pocos es que nos conocemos todos y es todo mucho más personal”, rubrica.

Hay que renunciar a muchas cosas pero no sólo para ser cura. Prefiero hablar de lo que recibo y del mundo que descubro.  Tras la misa de San Juan del Rebollar, parada con vino, si hay tiempo, y almuerzo. Una breve siesta es fundamental entre tanto ajetreo antes de la reunión en Rábano de Aliste y la quinta eucaristía del día, en Lober de Aliste. Después, todavía quedará tiempo para preparar clases del día siguiente y una nueva semana sin tregua. “Hay que renunciar a muchas cosas pero no sólo para ser cura. Prefiero hablar de lo que recibo y del mundo que descubro. Al final, caemos en el tópico de que renuncias a una familia y a una vida personal aunque es importante tener espacios personales”, comenta Teo, mientras coloca un folio en el tablón de anuncios.

En cada localidad, Teo se asegura de dejar bien visible el organigrama actualizado que incluye los días y horas en los que hay confesiones y celebración de la Palabra. En el ángulo superior izquierdo del tablón de anuncios puede verse un cartel en negrita en el que aparece el número de su teléfono móvil y el de su casa. La señal inequívoca de la modernidad para quien se da a los demás.
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