Huellas que marcan el fin de una era

Solo el Pozo Emilio del Valle se mantiene en pie como el único símbolo de la Hullera

Estefanía Niño
18/04/2018
 Actualizado a 16/09/2019
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Hace algo de más de dos años, en enero de 2016, la empresa minera Hullera Vasco-Leonesa, anunciaba su decisión de presentar ante el Juzgado de Primera Instancia número 8 y de lo Mercantil de León la solicitud de apertura de la fase de liquidación de la compañía. Comenzaba entonces el fin de una era que ponía punto y final a la historia de toda una comarca que, amparada por la Hullera, había vivido y crecido en torno al carbón durante 123 años.

Una historia marcada por el cierre del principal motor económico de la zona que, ahora, deja cicatrices en el lugar. Unas huellas grabadas en el terreno ocupado hasta ahora por inmensos castilletes, por los edificios auxiliares y por el movimiento propio que generaba la actividad extractiva. Marcas que actualmente son fiel reflejo del golpe que ha sufrido toda una comarca.

El desmantelamiento de la minera borra del mapa su historia  dejando marcas sobre el terrenoAhora esa es una historia casi borrada literalmente del mapa. En el Grupo Santa Lucía poco queda de ella. En julio de 2017 las máquinas se encargaban del derribo de los edificios de servicios de la explotación carbonífera de Santa Lucía, y en octubre se tumbaba, literalmente, el castillete del el pozo Eloy Rojo, el más antiguo, con 18 metros de altura. Llegado este año, en marzo de 2018, comenzaban los trabajos para el desmontaje del Pozo Aurelio del Valle, que tenía una torre de extracción de 51 metros de altura. Tenía porque poco queda ya en pie de ese impresionante armazón. Chatarra y restos del revestimiento alrededor del que fuera el pozo Aurelio, algunos obreros trabajando y, como fondo, la actividad del cielo abierto que parece ajena a lo que pasa y deseosa por devorar lo que fue la mina de interior.

En ese panorama, tan solo el Pozo Emilio del Valle, que pasará a la historia por ser el escenario del suceso que se llevó la vida de seis mineros el 28 de octubre de 2013, sigue en pie. El Pozo Emilio con 32 metros de altura, en el Grupo Tabliza, es ya el único testigo mudo de lo que fue años atrás una de las compañías mineras más solventes. Hoy, las instalaciones se encuentran silenciosas, casi abandonadas, siendo el escenario de un proceso legal que se dilata en el tiempo. Quizá, por eso, todavía continúa en pie.
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