Abanca 33 - Valladolid 25: 'En balonmano sigue mandando León'

El Ademar recupera su mejor versión para arrasar a un conjunto pucelano que nunca fue por delante / Los leoneses se fueron de 5 al descanso y la diferencia ya nunca bajó de ahí

Jesús Coca Aguilera
14/11/2018
 Actualizado a 16/09/2019
David Fernández intenta realizar un lanzamiento. | MAURICIO PEÑA
David Fernández intenta realizar un lanzamiento. | MAURICIO PEÑA
Da igual que por nombres o potencial sea inferior a otros equipos. Lavisita del Valladolid siempre es especial para la afición del Abanca Ademar. Se ve en la grada, que registró una de las mejores entradas de la temporada y desde luego el mejor ambiente. Y lo capta a la perfección el equipo, que recupero su mejor versión para mantener el pleno de victorias ante este nuevo Atlético tras derrotarle por 33-25.

Había comenzado ya bien el partido para la escuadra ademarista, que tardó poco en demostrar que las luces se habían encendido en ataque tras el apagón de Cuenca. 20 goles hicieron el domingo en todo el partido y 17 este miércoles únicamente en la primera mitad, en la que hasta 10 jugadores diferentes marcaron.

La maquinaria estaba bien engrasada en ataque y eso, unido a la enésima exhibición de Biosca en portería, permitía a los leoneses irse con cinco goles de ventaja al descanso tras haber llegado a coger incluso seis de diferencia en algunos instantes.

Y es que la igualdad duró sólo hasta el 6-6. Hasta ahí el Valladolid, que eso sí nunca llegó a ir por delante en el marcador, aguantaba el pulso de un Ademar que hacía daño con los lanzamientos lejanos de Mosic y Vieyra.

Pero entonces llegaron dos parciales seguidos de 3-0 que abrieron una herida que ya nunca se cerraría. Porque aunque al primero respondería el conjunto pucelano, tras un tiempo muerto de Pisonero, volviendo a ponerse a uno, el segundo permitía al Ademar abrir hueco y coger cuatro de renta (12-8).

La igualdad se acabó con el 6-6, cuando dos parciales de 3-0 seguidos abrieron una brecha que nunca se cerróDe hecho, desde ahí y hasta el final, la diferencia nunca bajaría ya de los tres.Biosca se gustaba; el ataque leía a la perfección el 5-1 con Nico de avanzado por el que optaba el Valladolid; Acacio, siempre capaz de lo mejor y de lo peor, se gustaba; y hasta Ligetvari se unía a la fiesta con dos trallazos desde nueve metros imposibles de parar para un desacertado César Pérez.

¿La consecuencia? Ese 17-12 con el que se fueron los equipos a vestuarios y que agrandaría aún más el Ademar de salida. Porque, pese a la alta cifra goleadora, el contraataque no había hecho aún acto de aparición como en el arranque de segunda parte.

Ahí, con Mosic a gran nivel en un centro de la defensa en el que rotó junto a Carou y Ligetvari, sin aparecer esta vez hasta los cinco últimos minutos Juanjo Fernández; Gonzalo y Juanín ejercían como estiletes de las hordas ademaristas, que conseguían poner un 22-14 que, pese a quedar aún 21 minutos por delante, se antojaba decisivo.

Pero si algo tiene este Atlético Valladolid es que nunca se rinde. Ya el año pasado, tras ir hasta nueve tantos abajo, llegó a ponerse a los dos por los que terminó perdiendo. Y aunque esta vez la remontada no fue tan lejos, sí que consiguió volver a dar emoción al choque y evitó que el Ademar pudiera tener ningún tipo de relajación hasta el final.

Biosca volvió a brillar y el ataque esta vez funcionó. Carou se retiró lesionado con molestias en el gemelo Coincidió la reacción del Valladolid con la lesión de Carou, que se hacía daño en el gemelo y no podía volver, si bien las primeras impresiones son que no reviste gravedad. Con el argentino fuera y Slavic regresando tras su lesión para los siete metros, el 0-3 era ahora de los pucelanos, que se ponían 22-17.

Dio entonces inicio un larguísimo intercambio de goles que duró 12 minutos y que le valía al Ademar. Primero fue Biosca quien evitó que la distancia nunca llegara a cuatro. Después cuando los visitantes, liderados por un sensacional Serdio en el pivote, encadenaron más ataques viendo puerta que en todo el partido, fue la ofensiva leonesa la que mantuvo el pulso, bien con lanzamientos de Vieyra o penetraciones de Simonet o Rodrigo. Un juego de ‘marcas tú, marco yo’, al que a seis minutos para el final puso fin el Ademar, sentenciando definitivamente la victoria.

Lo hizo con dos goles de un Pesic que metió para adentro todo lo que le llegó a seis metros y una contra de Mario que colocaba el 29-21 que dejaba claro que la victoria se quedaba en casa.

Los tres penaltis fallados por el Ademar quedaban en anécdota. La diferencia llegaba a ser hasta de nueve (33-24) para jolgorio de la afición, antes de quedarse en los ocho finales. No hay mejor forma de encarar la ‘Champions’ que dejando claro que, en la eterna rivalidad entre ciudades, en balonmano sigue mandando León.
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