Un acompañante hacia la independencia

Los asistentes personales aportan autonomía a las personas con discapacidad en su día a día. Una charla aborda este jueves las claves de una figura regulada pero ‘desconocida’

C. Centeno
06/04/2022
 Actualizado a 06/04/2022
asistencia-personal-archivo-05042022.jpg
asistencia-personal-archivo-05042022.jpg
Puede resultar contradictorio, pero contar con un acompañante que sirva de apoyo para el desarrollo de las tareas del día a día puede contribuir a lograr la autonomía de una persona con discapacidad. Pese a no estar demasiado desarrollada, la figura del asistente personal forma parte de la Ley de Dependencia y cuenta con prestación económica para las personas con grado 1, 2 o 3 reconocido.

Su campo de actuación va más allá de las necesidades básicas que puede tener una persona con discapacidad y abarca no solo el aseo o el vestido, también actividades de ocio, acompañamiento en gestiones, viajes o vacaciones. «Es un apoyo para fomentar la vida independiente en todos los sentidos, no solo en cuidados personales o atenciones dentro del hogar, ya que se fomenta la autodeterminación y la toma de decisiones de la persona», explica Ruth Álvarez Herrera, coordinadora de la Plataforma Representativa de Personas con Discapacidad Física (Predif) de Castilla y León y del servicio integral de asistencia personal.

La asistencia personal está regulada por la Ley de Dependencia y abarca todas las actividades básicas  La organización recala este jueves en León (en la sede de Aspaym de 10:00 a 12:00 horas de la mañana) para ofrecer una charla informativa a los usuarios sobre este servicio que gestionan desde la propia formación de los asistentes personales. La principal diferencia con otros profesionales de los cuidados es que las tareas no están acotadas a un lugar y a un horario específicos, si no que abarcan las 24 horas. «No es que estén disponibles las 24 horas porque tienen su contrato y su jornada laboral como cualquier otro trabajador, pero ese contrato puede ser en cualquier horario y para cualquier tarea», especifica Álvarez. Desde acompañar al usuario al teatro hasta salir de fiesta con una persona joven o ir de compras, pasando por desplazamientos, vestido, aseo, etcétera. «Tradicionalmente todo eso lo han recibido por parte de familiares o amigos, pero de esta manera la persona no va a tener que depender de ellos porque va a contar con un profesional al que contrata, o sea va a ser el jefe, y va a decidir en todo momento cómo necesita que le ayuden o en qué horario», detalla la coordinadora del servicio en Castilla y León.

En la provincia todavía no está muy implantado y tan solo una persona cuenta con asistente personal a través de Predif en la actualidad, mientras que son 15 los profesionales en la bolsa de empleo de los más de 700 de toda la comunidad. Pese a formar parte del catálogo de prestaciones de la Ley de Dependencia, «no es tan conocida ni está tan desarrollada» como otras figuras, apunta Ruth Álvarez, aunque «en los últimos años se ha avanzado bastante, pasando de unos 70 usuarios en Castilla y León hace seis o siete años a más de mil en la actualidad», asegura.

En León solo una persona cuenta con asistente, mientras que 15 están en la bolsa de empleo para serlo En Predif Castilla y León se encargan también de ofrecer la formación a las personas interesadas en ser asistentes personales, más de 200 solo durante el año pasado. Para serlo tienen que pasar por ese curso y entrar a formar parte de una bolsa de empleo. «No existe una formación reglada pero hay una formación consensuada a nivel estatal. Cualquier persona puede valer como asistente personal siempre y cuando sea una persona que le guste trabajar en este ámbito, sea respetuosa, tenga empatía y sea flexible, porque tiene que adaptarse a las personas e igual por la mañana trabaja con una y por la tarde con otra», detalla. Predif imparte también esos cursos, que recientemente recalaron en Sahagún. Hay profesionales de todas las edades aunque siguen siendo mayoría las mujeres. «Seguimos en un sector muy feminizado», recuerda Ruth Álvarez apuntando que 173 de las 207 personas que recibieron la formación el año pasado eran mujeres frente a solo 34 hombres.

Una vez que el usuario solicita la asistencia personal y detalla sus necesidades y el perfil de asistente personal que requiere, «nosotros hacemos un filtro en nuestra bolsa de empleo y le ofrecemos tres o cuatro candidatos que luego el usuario entrevista y va a ser él quien elija», asegura. «Al final es un trabajo muy de tú a tú y tiene que haber un ‘feeling’», asegura. Incluso los solicitantes pueden llegar con su propuesta, siempre y cuando no sea familiar.

El perfil de las personas con discapacidad que requieren de asistencia personal es muy diverso. Hay personas mayores que se encuentran bien como para seguir en su casa pero necesitan unos apoyos o jóvenes que llevan una vida muy activa. También menores en los que el asistente personal se convierte en apoyo y respiro para la propia familia.

La relación entre usuario y asistente llega a ser «muy estrecha» aunque «tienen que tener claro que es profesional» entre jefe y empleado y no entre amigos. El objetivo final es fomentar la autonomía de las personas con discapacidad a través de un servicio que desde Predif Castilla y León tratan de difundir para que llegue a todas las provincias y también al medio rural.
Archivado en
Lo más leído