Riaño

De los capilotes al cemento

En los años setenta el valle de Riaño vivía en un estado de incertidumbre, la vida seguía en aquel espacio marcado por la ganadería y los capilotes, pero con una amenazante pared de hormigón, la presa que después fue pantano

El viejo Riaño, una estampa tantas veces repetida como ejemplo de pueblo de montaña, hasta aquel verano del año 1987, el del fin. | FERNANDO RUBIO
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