La Navidad, da igual lo que pienses de ella, que te guste o te cause un profundo rechazo, te arrastra. Pero en estos días de reportajes de marisco a precios astronómicos bueno es recordar cómo nuestras gentes se sumaban a estas fechas
Las bodegas, siempre ahí, a la orilla de la tierra, o debajo de ella, en ese entramado de vida donde hay poco que explicar y mucho que disfrutar. Una forma magnífica de entender la vida en esas oquedades hijas de la mano y la paciencia