Si no lo usas...

12/11/2019
 Actualizado a 12/11/2019
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Se nos acabará por caer el apéndice. No tiene utilidad, más que la de doler y abrir camino a una peligrosa peritonitis, o cualquier dufijo -itis de purgatorio. Por eso y por evolución humana, tal vez en unos millones de años no la tengamos. Suenan las alarmas de que suceda lo mismo con el derecho a votar, aunque este no venga dado por la gracia de dios al hombre, sino por la naturaleza terrenal que obliga a hacer sociedad. Cuarenta años de democracia mal entendida hacen que lo de los sobres y las urnas quede lejos de la tarde de sofá en domingo para demasiados. Y si es democrático elegir,también lo es ejercer el derecho a no votar. Pero, sin utilidad, los derechos van perdiendo el sentido y la evolución o la intención humana, los lleva a justificar su muerte. ¿Le importaría al del sofá que le negaran elegir, que se quedara al margen del sistema a cuyo dictamen quedará sometido por no haber intentado ser partícipe? Puede que no le importe vivir al margen, si pudiera hacerlo. Pero mañana el sobre del banco volverá a llegar para restar. La cuenta, que ya no carga como antes, viciada de rellenarse con la misma batería económica que necesitaba un cambio hace tiempo pero que se mantiene en las mismas cifras que la primera nómina, vuelve a hacerse con el IBI anual. El fisco no va a ser el derecho ni el miembro que se venga abajo por falta de uso. Y será entonces, cuando hayamos vendido nuestra parte de las urnas al funeral de la democracia, cuando echemos en falta que alguien nos pregunte «cómo estamos».
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