Estas son las localidades leonesas que acogerán corros de chapas en Semana Santa

La Junta ha autorizado a un total de 31 establecimientos en toda la provincia que se la jugarán a 'caras o lises'

25/03/2024
 Actualizado a 25/03/2024
El dinero se deposita en el suelo y los participantes forman un corro. | MAURICIO PEÑA
El dinero se deposita en el suelo y los participantes forman un corro. | MAURICIO PEÑA

Como casi todo, los tradicionales corros de chapas vuelven a nuestra tierra esta Semana Santa. Y lo harán con total normalidad después de que ya el pasado año pudieran dejar atrás por fin dos años de ausencia, de noches de silencio de los barateros y de los jugadores, que no pudieron proclamar si se jugaban los cuartos a ‘caras o lises’ debido a las restricciones por la pandemia.


La Junta ha autorizado año un total de 31 corros de chapas en la provincia de León que se repartirán en establecimientos de 21 localidades. Se trata de Mansilla de las Mulas, La Bañeza, Villablino, Bembibre, San Andrés del Rabanedo, Sahagún, Gordoncillo, Valencia de Don Juan, Palacios del Sil, Veguellina de Órbigo, Trobajo del Camino, Valderas, Santa María del Páramo, Ponferrada, Villamañán, Cistierna, Cembranos, Caboalles de Abajo, Sahelices del Payuelo, Sariegos del Bernesga y León.


Es preciso recordar que el origen de los corros de chapas que actualmente se celebran en la provincia y en otros muchos puntos de Castilla y León se centra en rememorar el sorteo que hicieron los soldados romanos de la túnica de Jesucristo antes de su crucifixión.


Se trata de un juego lleno de ritos y palabras que cuenta por tanto con su propia jerga. Así, parece preceptivo jugar con las monedas ‘oficiales’, que son las denominadas ‘perras gordas’. Son de cobre y valían 10 céntimos en la época de Alfonso XIII. En uno de sus lados aparecen pintadas unas cruces (lises). Es por eso que se juega a ‘caras o lises’.


Todo el proceso está organizado por el baratero que, además de lanzar las monedas al aire para saber quién inicia el juego, se encarga en todo momento de animar las apuestas y de cuidar el orden de la timba y el pago de las apuestas, de las que percibe un porcentaje.


El jugador que inicia la apuesta suele jugar contra el resto, que es la banca, y siempre debe elegir caras y seguir tirando hasta que falle para pasar entonces el turno a otro apostante de signo distinto. No hay límite de dinero –que se deposita en el suelo– ni de tiempo y las chapas de colocan lis con lis antes de lanzarse al aire lo más vertical y horizontalmente posible.


Si al caer al suelo, salen caras, ganan los que hayan apostado a caras, si salen lises, los que hayan apostado a lises.


Si caen cara y lis, no gana nadie y se repite la jugada. Si estando las monedas en el aire, algún apostante quiera anular la tirada, entonces dice ‘barajo’ y el baratero anula la apuesta.


El baratero va a porcentaje. La velocidad de sus manos a la hora de darle agilidad a los procesos del corro de chapas es fundamental para su buena marcha y lograr que sea ágil. Es por eso que la casa se lleva el 10% y reparte esa cantidad con los barateros que hayan trabajado, generalmente cuatro». Eso sí, con otra norma, el reparto se hace «después de descontar las invitaciones de la casa a clientes especiales».


El reglamento regulador de la organización del juego de las chapas estipula que todas las apuestas se han de realizar con dinero líquido, impidiendo apuestas sobre bienes muebles o inmuebles, o sobre animales. 

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