Donde atruena el silencio

El sonido de carracas y matracas es una de las señas de identidad más ancestrales de nuestros pueblos y Mansilla de las Mulas ha hecho de su sonido la banda sonora del Oficio de Tinieblas

24/03/2024
 Actualizado a 24/03/2024
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En la memoria colectiva de nuestros pueblos y las antiguas semanas santas hay dos elementos que viven en el recuerdo de la mayoría de sus gentes: el inicio de estas celebarciones con el cambio de la voz de las campanas a los roncos sonidos de carracas y matracas. Ya no convocarán más las campanas hasta la resurrección del domingo.


Y los que hablan de los antiguos ritos populares recuerdan el del Oficio de Tinieblas, el silencio, la oscuridad, casi el miedo.


Mansilla de las Mulas  ha unido los dos elementos, ha hecho de ellos una seña de identidad y en la tarde noche del sábado los explica en el museo, los saca a las calles y remata en la iglesia. El Museo de los Pueblos Leoneses acoge una explicación presidida por la ‘gran matraca’ del Etnográfico, se forma la comitiva que recorre las calles con su sonido y otras ‘de mano’ que la acompañan y desembarca en la iglesia donde se celebra el Oficio de Tinieblas que se cierra con el apagado de las luces doce luces del tenebrario y ante la llegada de las sombras la gran matraca golpea fuerte, con su voz de trueno. Es el momento que reúne a mayor número de vecinos, a los miembros de la cofradía, a los mansilleses que quieren ver cómo ruge la Semana Santa. 


Es lo que han llamado la reinterpretación del Rito de Tinieblas, que cumplía ayer su trece edición, una colaboración entre la cofradía, el Museo de los Pueblos y la parroquia. «Mansilla de las Mulas se planteó en el año 2010 la oportunidad de revitalización del rito desde el punto de vista cultural para recordar y explicar el significado del acto y los aspectos de la cultura material e intangible asociados como elementos de un Patrimonio cultural digno de memoria, identidad y conservación por deseo expreso de todos los implicados, que son muchos», explican desde el Ayuntamiento y el Museo.


Para esta celebración cada año invitan a sumarse a una cofradía de otro pueblo; este año ha sido a la del Santísimo Cristo de la Expiración y el Silencio de la Sobarriba que, de la mano de su recién nombrado Mayordomo, Antonio Barreñada, recordó la historia y peculiaridades de la misma. 


A las nueve de la noche llegó la hora de los rugidos de la gran matraca. José Luis hizo girar los veinte martillos y en medio y el ruido hizo el silencio un minuto después.

 
Esta tradición creó a un recordado artesano de la villa, César Rodríguez, el creador de buena parte de las carracas que suenan en el recorrido de la procesión del silencio ‘con truena’  que recorrió el pueblo. «Cuando me jubilé, en el 93, y tenía más tiempo empecé a dedicárselo a trabajar la madera, que me gustaba, aunque nunca me había dedicado a ello. Recordé que en las semanas santas de mi infancia, en Villamoros de Mansilla, había una gran carraca, de doce lengüetas, que nos impresionaba con su sonido». Y como no pudo localizar aquel instrumento de su infancia se decidió a crear otras muchas. Hice unos cuantos y todos me los llevaron, menos uno que se lo quedó la mujer». 

Y en la actualidad las podemos encontrar en Artesanos Leoneses, en cuya tienda de León tiene una exposición de ellas y hasta invita a quien quiera pasar por ella a tocarla. Lo cuenta Beatriz, la hija del creador de la empresa, y al frente de la exposición de carracas, matracas, tabletas, carracones, carraca estrella, etc. Una muestra que recuerda y homenajea al patriarca de la saga, Epigmenio Llamazares. «La tendremos hasta el día seis de abril, en la calle Buen Suceso. Quien quiera probar, que se acerque».

 

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