No era la primera vez que la Agrupación Musical de la Cofradía Santo Cristo de la Bienaventuranza de León bajaba a Sevilla, pero nunca lo había hecho en el seno de una hermandad y bajo la atenta mirada de una imagen tan devocional como es Nuestro Padre Jesús de la Salud, conocido popularmente como el Cristo de los Gitanos. Bajo su tez morena, como la de su titular al que acompañan cada mañana de Jueves Santo, los 100 músicos que forman parte de esta agrupación interpretaron el pasado sábado en el santuario de la Hermandad de los Gitanos un concierto histórico, bajo el nombre ‘Sueños de una madrugá’. Así, en la capital hispalense sonaron diez marchas propias de la Bienaventuranza y una traca final para el recuerdo, a través de un popurrí de casi 15 minutos de duración a través de 13 marchas vinculadas a la hermandad anfitriona.
Una actuación, y también un viaje de hermandad para todos los componentes y familiares de esta agrupación fundada en 2012, que ha llegado después de años complicados para la formación debido a las bajas que provocó el parón de la pandemia. «Es especial volver a tocar allí y volver a estar en el candelero», apuntó el director de la formación, Sergio de Juan. «Tocar en Sevilla siempre es un gusto personal y te permite ver cómo cuidan todo allí, para comparar y ver qué podemos mejorar», añadió el director, autor de los arreglos del popurrí dedicado a los Gitanos.
El concierto fue presentado por Xuasús González, colaborador de La Nueva Crónica y coordinador del suplemento LNC Cofrade, quien se encargó de presentar a la banda y dar a conocer el sentido de cada marcha. Por ejemplo, recordó a Carmelo Rodríguez, párroco fundador de la cofradía de San Claudio en 1992, y al que se evoca cada vez que la agrupación interpreta ‘A ti Carmelo’.
El momento más especial del concierto fue el encendido del cirio ‘Dona Vida’, una iniciativa que pretende concienciar sobre la importancia de los donantes de órganos. Este proyecto llegó precisamente desde Sevilla hasta la penitencial leonesa de la mano del director general de transplantes del Colegio de Médicos de Sevilla hace unos años y lleva a los de San Claudio a encender cada Semana Santa un cirio por las personas donantes y las trasplantadas, en una causa que les toca de cerca a dos compañeras de la agrupación musical.
Así, también en el santuario de los Gitanos se encendió ese cirio de vida, por parte de una de las compañeras de la Bienaventuranza y ante la presencia de la asociación sevillana de trasplantados. «Que nunca se nos olvide la labor social de las bandas», recordó Xuasús. Salud y música es una bonita suma y eso fue lo que se materializó en Sevilla gracias a la Bienaventuranza y al sueño que tuvieron hace 12 años.