¿Qué solo eran siete los dolores?

30/04/2020
 Actualizado a 30/04/2020
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Si la llamada Santa Madre Iglesia no ha cambiado desde que yo iba a la catequesis de don Alejandro, que seguramente sí, una de las cosas que más me llamaban la atención eran los siete dolores de la Virgen María.

Seguramente una historia solo superada en los recuerdos por aquella lectura ‘semanasantera’ de la creación del mundo, que era una joya literaria –también en siete días, les gusta el siete– que remataba cada una de las jornadas con aquello de «Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día...». Me arriesgo a decir que era del Génesis y no me voy a hacer el listo acudiendo a Google.

Aunque de todo se puede rebatir. Lo comprobé cuando se lo hice leer al chaval, envuelto en literatura, y no dijo nada, pero al regresar un día por el alto de la Collada, mirando a Bodón me dijo convencido:«Lo de la creación es un cuento, Bodón en un día no lo hace ni Dios, ¡cómo para hacer todos los montes del mundo!». Dile tú algo, que a mí me ganó por la mano.

Pues eso. Que lo de los siete dolores de la Virgen, que anuncia el cartel y adorna una flor, es la bella historia de lo que sufre una madre desde que un profeta, Simeón diría yo, ya le avisa de que su hijo morirá en la Cruz. Es un canto también literario a todas las madres.

¿Cuál sería la duda vista con ojos de hoy? Seguramente que ya nadie se cree que los dolores se puedan reducir a siete. Ah, estamos hablando de literatura.
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