Postales desde el parque (VI): Al guitarrista desconocido

Hace poco, el reconocido periodista musical Diego A. Manrique se daba golpes de pecho porque acababa de morir un viejo rockero cuyo nombre no me sonaba de nada, Big Jim Sullivan: «¿Quién?» -preguntaba y respondía Diego A.- «Bien, apostaría que suena su guitarra en muchos discos de cualquier colección medianamente ambiciosa, aunque seguramente no aparezca su nombre en los créditos.Los inconvenientes de ser músico de estudio: hasta le confundieron con Jimmy Page. (...) Alardeaba de haber tocado en cincuenta y cinco temas que llegaron al número uno de las listas británicas.»

Curiosamente, Jimmy Page -¡Jimmy Page!- también fue músico de estudio antes de convertirse en estrella del rock; es muy conocida la anécdota que le atribuye el riff del «Black is Black» de Los Bravos, cosa que él niega y hasta le enfada, no sé muy bien por qué. Si no es de él, es de otro músico de estudio, otro guitarrista en la sombra como lo fue él en su día, y Big Jim y tantos otros que viven en el anonimato casi absoluto, pero que han sido piezas imprescindibles en la Banda Sonora que nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida. Vaya mi pequeño homenaje a todos los Big Jim y a esos músicos que permanecen en la sombra o, como vimos en un documental, «A 20 pasos de la fama».

Creo que la mejor forma de rendirles homenaje es reconociendo la importancia de algunos que sí conozco y he visto tocar: El guitarrista de la foto podría ser Jimmy Page, pero es Moisés (Abogado del Diablo, Deicidas, Eléctrica), muy conocido y muy querido en esta ciudad. El otro ejemplo que se me ocurre es el fiel escudero de Elliott Murphy, Olivier Durand, al que también hemos tenido la suerte de ver varias veces en León.