Para las cabras, no para los cabrones

Te digo la verdad, leo eso de los fondos buitre, de los que echan de casa en ‘las eras’, y pa mi que si no cogemos el mango del azadón es que tenemos menos rediós que Paquirrín ganas de trabajar.

Por eso ya nadie quiere firmar los contratos dando la mano y se acabó, porque comprometías tu vergüenza de paisano no lo que dice la letra pequeña, que te cuesta más trabajo leerla que a Belén Esteban ‘El péndulo de Foucault’.

Y en ese mismo periódico, en una esquina, decía que se había muerto Joaquín Carbonell, así en silencio, que no lo merecía, y menos en León, que fue de los que nos avisó de la que se venía encima y, como siempre, ni caso.

Era allá por los 70 y andaban por Aragón, que yo tengo querencia a tablas mañas, tipos como el citado Carbonell, otro que se fue algo antes o los de La Bullonera, un dúo con mucha tela. Muchas veces actuaban juntos y cuando escuchaba sus letras tenía la impresión de estar en Pedrosa del Rey, Láncara de Luna o Villalfeide, más que en Cantavieja o Rubielos de Mora, donde empezaban los conciertos felicitando a los asistentes pues, argumentaban, «oiga, que de Teruel no es cualquiera». Que era lo mismo que argumentaba Emilio el de Piedrafita cuando ya vivía solo en el pueblo: «Tu no sabes con quién estás hablando, de Piedrafita, en todo el mundo, sólo soy yo». Qué razón. Ahora ya ni él, ahora nadie.

Y estos locos cantaban entonces, entes de la España Vaciada: «Acabaron con el agua / se llevaron el carbón / ya solo eso faltaba / robarnos la población». No me digáis que no os suena, la letra de estos desencantados irónicos: «¿Qué no nos falta el pan? Pues entonces nos viene a faltar el hambre».

Y ahora que andan con los molinos estos que en vez de harina producen otra especie de fondos buitres pero sin necesidad de echarte de casa, tienes que marchar tú, también tenían Carbonell y asociados una letra de cuando querían hacer algo muy parecido en Gredos: «Los pueblos se levantan / y dicen que nones / Gredos para las cabras / no para los cabrones».

Igual a alguien no le interesa que nos acordemos de ellos.

¿Dónde tengo el azadón?