Vuelve septiembre y entre posts lacrimógenos de Instagram recordando lo bonito que ha sido el verano, mensajes en la red social anteriormente conocida como Twitter con ‘Wake me up when september ends’ y estados de Whatsapp con las últimas fotos a lo Ana Obregón o con el faldón «aquí sufriendo», lo único cierto es que aquí estamos de vuelta produciendo.
Esta campaña general por tratar de dejar inhábiles prácticamente tres meses al año con la excusa de las vacaciones y del verano jamás he terminado de comprenderla. Con la tontería de las elecciones incluso un partido político se ha comprometido a prohibir la convocatoria de comicios en verano como si la gente perdiese sus facultades cognitivas en verano.
No voy a negar de lleno este extremo, porque ciertamente estos últimos meses nos han dejado imágenes y hechos que podrían demostrarlo, pero todo invita a pensar que más que cosa del tiempo es de las cabezas. Para muestra, un botón y es que el villano favorito de este país las últimas semanas demostró (una vez más, la primera para el gran público) su escasez de neuronas en pleno invierno australiano, abrigado hasta las cejas.
Estando yo de acuerdo con algunas de las cosas que se están diciendo y no tanto con otras (¿acaso no es suficiente para pedirle la dimisión a ese hombre en este caso concreto el simple y llano hecho de ser un gañán?), lo que en cualquier caso demuestra todo lo que estamos viendo es que algo está cambiando en este país y que, como decía aquel, «lo de toda la vida» igual no es lo correcto.
Paso a paso se construye y parece que este verano está sirviendo para algo más que para dormitar, menos mal que ya es septiembre que dirían Los Enemigos... y todo va a seguir igual.