08/04/2022
 Actualizado a 08/04/2022
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La Pandemia vació el Camino. Bueno, y muchas más cosas. El Camino, esos ochocientos kilómetros desde los Pirineos hasta Santiago, y muchos miles más por toda Europa (y también por España de norte a sur y de este a oeste), lógicamente lo notaron, vaya si lo notaron.

Siglos de tradición y, ¡ay!, una pandemia casi lo anula. Pero el Camino es mucho Camino. La aparición del Protestantismo en el siglo XVI ya hizo que disminuyera muchísimo su importancia como elemento de peregrinaje católico por lo que supusieron las luchas religiosas. Pero no solamente fue esa vez, porque la revolución francesa, la revolución laica por antonomasia, acompañada por la desamortización de Mendizábal, en el siglo XIX, de nuevo lo relegaron al casi olvido hasta los años 60 del siglo pasado, en que se editó la primera guía completa del trazado desde Francia hasta Santiago lo que lo volvió a poner en el mapa y, desde ahí hasta hoy.

Siempre he dicho que algo tiene y aseguro que no sé lo que es. Más de uno me lo ha preguntado y no puedo decirlo. Pero hay una cosa que es cierta: no conozco a nadie, aunque seguro lo habrá, que no diga que lo volvería a hacer. De hecho muchísima gente repite, por etapas o por tramos concretos. Cada uno que conozco saca su conclusión o algo que agradecerle. Yo mismo reconozco que por hacer el Camino, volví a dibujar. Hacía años que, salvo por obvios motivos profesionales, había dejado los lápices y pinceles. Hacer las etapas con tiempo, con descansos o con esperas, me daba la posibilidad de tomar apuntes en un cuaderno que, no sé por qué, había metido entre mis cosas. Magnífica decisión, porque el dibujar ha seguido hasta hoy.

Así que, bienvenida sea la vuelta al Camino, en Año Santo repetido, porque Año Santo fue el 2021 y Año Santo se ha declarado también este, una decisión excepcional y, creo, acertada.

Pero mira que es difícil volver a la normalidad. Más bien a la nueva normalidad, forma eufemística que se aplica en estos tiempos.

Y el Camino (Francés a Santiago), no iba a ser menos. Según ha aparecido en los medios, se va recuperando, lento, pero seguro (esperemos). Estamos aún muy lejos de los 50.000 peregrinos pasando por la provincia de León, más o menos, aunque probablemente son más si contamos formas no tan ‘camineras’ de hacerlo (léase coche, por ejemplo).

En el 2020 se contabilizaron 9.000. Muy poquitos, pero muchos si se consideran las circunstancias: albergues cerrados, pueblos y ciudades enclaustrados, todos metidos en casa, los caminos vacíos. Vamos, que había que ser un héroe muy convencido de lo que se quiere para ponerse en marcha y andarse cientos de kilómetros ‘por el desierto’. Y con el virus pululando, invisible, a nuestro alrededor.

El año 2021 la cosa estuvo en 15.000, el doble que el año 2020, un número evidentemente en crecimiento, pero muy por debajo de lo anterior a la pandemia.

Es verdad que más movimiento se nota. Por razones que no vienen al caso, muy habitualmente paso por el tramo Valverde de la Virgen a San Miguel del Camino en que Camino y carretera coinciden, y ese aumento se nota. Por supuesto no llega a las ‘comitivas’, casi procesiones, que se veían antes, especialmente en las semanas previas a la festividad de Santiago, pero algo ha mejorado. Vuelven los peregrinos como vuelven las cigüeñas. Y esas sí que no fallan: Puntualmente, sin importar la pandemia, la guerra o la inflación, allí estaban, ya hace un mes largo, en los nidos ‘de residencia’ en la espadaña de Valverde de la Virgen, la espadaña más fotografiada del Camino. Por cierto que más de una vez me he preguntado porque es Valverde de la Virgen y no del Camino, que sería lo lógico. Lo he preguntado, y se me ha respondido que ya había un Valverde del Camino en Huelva (famoso por los botos camperos que fabrica). Bueno, y qué. También hay un Sarria en Galicia, un Sarriá en Barcelona y Sarría en Álava. Por ejemplo. Bueno, a lo mejor debería ser Valverde de la Virgen del Camino.

No importa. Lo que sí que importa es que el Camino vuelve, parece, a su ser. Que con la pandemia bajando en gravedad, aunque no lo sea en contagios, se abre la puerta a su recuperación, y que este año, Santo y Compostelano por excepción, puede ser en el que volvamos a la normalidad.
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