De lo que viene es de lo que mejor se habla con cualquiera. No tienes la barrera del pasado sellado, ni la del presente, donde eres tal cual, sin poder ser otra cosa. El futuro se dibuja con los colores de un planeta imaginario donde todo cabe. Hasta que no haya color, hasta que no haya mundo. Hasta que no haya imaginación. Tal vez se la hayamos regalado ya a una IA de apariencias, que, dentro de la libertad de todos los conceptos, nos constriñe a los evacuados por algoritmos serpenteantes que, curiosamente, tienen que ver con nosotros. Al final le da vueltas a un tazón lleno de cosas que hemos echado en él, sin saberlo tan siquiera. No remueve mucho y saca de la chistera una conmoción. Ha cosido otra realidad. El arte de Nosotras, un grupo de mujeres artistas, da cuenta de la severidad de un relato que nos deja en el puente de las marionetas, esperando. Y nos mueve a su antojo, como la religión.
Le llaman inteligencia, del latín, que une intus (entre) y legere (escoger). Pero la atribución de quién está detrás de ella es eso que viene, que pensábamos pintar con esos rotulas del planeta imaginario y que no podemos más que esperar a que quiera devolvernos el cuadro acabado. El publicista berciano destacado por Forbes, Víctor Blanco, abre la puerta a este espectáculo, porque, tal vez, nos permita frenar y tener más espacio para pensar. Dejaremos de estar fusilados por el reloj para permitir que miles de chips se confabulen en un aquelarre y saquen de él, en segundos, lo que nosotros no podríamos jamás. Es la entresaca de la intus legere natural, un clon de lo que pensamos antes de pensar que lo íbamos a pensar.
He estado a punto de pedirle a la señora IA que uniera los conceptos de columna, opinión, y ella misma, pero me pudo el miedo de perder. Sé que ella puede hablar mejor de mí que yo de ella y que me va a tratar bien, porque sabe que al enemigo, toda el agua, y si se ahoga, que se culpe a sí mismo de su sed. He hurgado un poco en su nariz después de ver la muestra de Nosotras, que da cuenta de la sentencia a la verdad que supone instalarla en nuestras vidas, y de escuchar el optimismo de Blanco como la apertura de un armario lleno de herramientas nuevas que llevarse a la creatividad. Y, en este campo de juego…queda cruzar los dedos y que gane el peor.