08/05/2021
 Actualizado a 08/05/2021
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Los seres humanos tenemos una clara inclinación al olvido y a la memoria selectiva. Esto puede ser un mecanismo favorable a la conservación de la especie, pero en algunos casos obra en nuestra contra ya que, como nos han repetido hasta la saciedad, lo que se olvida tiende a repetirse.

A estas alturas queda claro que la COVID-19 no será la última pandemia que padecerá el mundo, por lo que parece obvio que precisamos preparación ante emergencias sanitarias para hacer frente a lo que venga.

En definitiva, debemos romper ese ciclo de «pánico y olvido» como ha sido denominado por la ONU, que impide el despliegue de una preparación efectiva. Esto no afecta sólo a un país, es planetario. Sin embargo, los gobiernos siguen dedicando ingentes cantidades de su presupuesto a defensa (gran parte en armamento) cuando un buen recorte en ese ámbito beneficiaría sobremanera a las partidas dedicadas a investigación y sanidad.

A día de hoy, el Covid ha producido 3,24 millones de fallecimientos a pesar de que, en 2011, la Organización Mundial de la Salud planteó una iniciativa para detener o retrasar la gripe pandémica en su aparición inicial. A pesar de que, en 2017, Bill Gates advirtió de que, a menos que los gobiernos tomasen medidas radicales, un patógeno que se contagia por aire «podría matar a más de 30 millones de personas en menos de un año». Y a pesar de que ciertas cepas de gripe aviar ya tenían tasas de mortalidad brutales, como la H5N1 que apareció en Hong Kong en 1997 y que vuelve una y otra vez de manera preocupante.

Con este panorama, parece probable que la amenaza más letal para la humanidad sea una pandemia y no una guerra convencional, o un ataque nuclear.

En definitiva, estaremos mejor protegidos si estamos dispuestos dedicar una parte de los presupuestos de defensa y nuevos sistemas de armas en preparación para investigación biosanitaria y sanidad.

Por otra parte, el enfrentamiento entre gobiernos por motivos económicos, no hace sino perjudicarnos a todos y hacernos olvidar que la amenaza que se cierne sobre la humanidad, es global y requiere unidad.

Como hemos comprobado, de nada sirve acumular vacunas o cerrar fronteras porque las cepas se mueven, los virus mutan y sólo una acción conjunta y coordinada puede frenarlos.

Fragmentar nuestros países y fomentar la hostilidad solo aumenta la amenaza que representa una futura pandemia.

En el caso de España, la partida dedicada a sanidad se ha incrementado este año notablemente, lo cual es una buena noticia ya que alcanza los 84.506 millones de euros. Sin embargo, no deja de sorprender que la cantidad atribuida a defensa sean 10.863 millones de euros, en comparación con la exigua partida de 3.232 millones de euros que le corresponde al Ministerio de Ciencia e Innovación.

Sin ir más allá, un informe realizado por la Junta de Vigilancia Mundial ha llegado a la conclusión de que las inversiones en preparación a una futura pandemia solo costarían US$ 5 por persona al año, mientras que el costo de esta pandemia de la que intentamos salir, ya supera los US$ 11 billones y continúa aumentando.

Ustedes dirán si no lo estamos viendo venir.
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