18/11/2023
 Actualizado a 18/11/2023
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En medio de la cizaña 
y los acantilados negros
ha vibrado un soplo de luz.
En las aceras de La Condesa
fulguran hojas doradas
y bajo un cielo de estaño
el mundo parece en calma.
De la esquina llega
un temblor escalofriante,
aullidos y drizas de banderas,
pero yo voy silbando 
hilos de seda,
de los Pekenikes.
Vi a mi madre en la ventana,
sus brazos blancos,
recordándome,
con voz de plata,
que era la hora de la merienda.

 

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