30/08/2023
 Actualizado a 30/08/2023
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Se va agosto. Ya ha saltado, no sin cierto vértigo, de los desmesurados y diarios calores a los álgidos crepúsculos. Cómo irse sin acariciarnos con su refranesco frío en el rostro.

Cómo no enfriar y hasta escalofriar ante el triste y detestable espectáculo que está siendo el esclarecedor ‘affaire’ Rubiales en cuanto al estado real de algunos derechos y valores en este país y cómo muchos de ellos se manifestaron en la bien llamada y aplaudida asamblea general extraordinaria de la RFEF celebrada el viernes. Como ya sabe, no es el deporte tema que me motive en especial y aún menos seguir sus asambleas federativas, pero dudo que el estatuto de ninguna federación incluya entre sus miembros a la familia del presidente –madre, padre y tres hijas–, por lo que cabe asegurar que sí fue extraordinaria por estar exenta del orden o regla natural o común. Si alguna duda tengo es si, además, no fue también mitin machista-reaccionario, truco de mágico paso de victimario a víctima o matutina reagrupación pandillera y pesebrista de palmeros y asimilados. Le faltó a Rubiales cantar, al menos, algunos de los ‘Tanguillos de la defensa’ que cantaba Manolo Escobar en ‘Juicio de faldas’: «Desde que el mundo es mundo, / a los varones nos buscaron las hembras, / señores míos, las perdiciones. / Si recuerdan la historia comprenderán / que me pasa lo mismo que al padre Adán». ‘¡Pa morise!’

Se hundió Rubiales chulescamente, no por su repetido «asesinato social» sino por la condena social consecuencia de sus actos machirulos. Y cabe aclarar que, existir existe el concepto de «muerte social», no el de «asesinato». A no ser, claro, que se inspirase el crecido en el creado por Engels en 1845 en su obra ‘La situación de la clase obrera en Inglaterra’. Todo es posible y, aun lo dude, acaso desde tal noción lanzase el liberalísimo «Te invito, Vilda, a que te quedes con nosotros los próximos cuatro años cobrando medio millón de euros al año», es decir, con un aumento del 294 %. Si así fuera: ¡Arriba parias de la tierra!, ¡A renegociar los convenios, camaradas!

Aunque, quizá la canción que cada día más canturree el ofuscado Rubiales sea, pluralizando la letra, la de ‘Rata de dos patas’: «Rata inmunda. / Animal rastrero. / Escoria de la vida…» mientras recuerde los enfervorizados aplausos del Vilda, del Luis de la Fuente y tantos otros y ahora vea sus judas condenas o «sálvese quien pueda». ¡Vaya paisanaje! ¿Dónde la hombría de bien del uno, do la de los otros? ¡Cuánto aún por limpiar, España! 

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud!

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