Secundino Llorente

Una selectividad en ‘stand by’

20/04/2023
 Actualizado a 20/04/2023
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Estar en modo ‘stand-by’ viene a ser estar en reposo, a la expectativa de algo. En ‘stand-by’, un acontecimiento o un aparato se encuentra conectado a la espera de recibir órdenes o de que suceda algo importante. La semana pasada yo les hablaba del borrador del nuevo real decreto de selectividad, pero todo eso, hasta final de año, deberá estar enchufado y en reposo hasta que se conozca el resultado de las elecciones generales. Ese dato marcará los acontecimientos: o acelerar el proyecto que la ministra Alegría ha empezado o archivar todos los papeles porque ya no sirven. Esta es la triste realidad. La educación bailando al ritmo que marca la política. Así nos va. Mientras la máquina está en reposo, pero enchufada, algo hay que hacer para llenar ese tiempo y distraer a los equipos que viven de eso. Ya sabemos que la selectividad de este año no tendrá ninguna novedad y será calcada a la del curso anterior por lo que el Ministerio de Educación ha tenido la feliz ocurrencia de ocupar estos ocho meses con una prueba piloto ensayando el nuevo examenen el que se proponen: relacionar tres textos, filosofar sobre fotos o matemáticas con calculadora. Si los resultados de las elecciones lo permiten y si el ministerio comprueba que esta fórmula funciona, se aplicará, en junio de 2024.

Antes de exponer en qué ha consistido esta prueba piloto es conveniente conocer la limitación de la que parte: «se pretende examinar a los estudiantes en un modelo que de momento se ha desarrollado poco en las aulas ya que ha empezado este curso con los alumnos de primero de bachillerato. Con los de segundo de bachillerato no se ha implementado el modelo competencial. Este es el motivo de que sean los de primero los ‘conejillos de indias’ y ellos serán también los que, hipotéticamente, estrenen el nuevo examen el año que viene».

Esta prueba piloto se realizó a dos mil alumnos de primero de bachillerato de cincuenta centros. Han participado casi todas las comunidades, excepto las gobernadas por el Partido Popular. La razón esgrimida por el PP es que esta reforma no soluciona el problema de fondo: «seguimos sin una prueba única de selectividad». Creo que es evidente el estado ‘stand-by’ hasta que conozcamos el resultado de las elecciones y, lo que es aún más difícil, hasta que las comunidades autónomas se pongan de acuerdo en una prueba única en España.

Los alumnos han realizado dos ejercicios: uno de una materia común (Lengua Castellana y Literatura, Lengua Extranjera o Filosofía) y otro de la materia obligatoria de modalidad que está cursando (Dibujo Artístico, Latín, Humanidades y Ciencias Sociales, Matemáticas). Se trata de ajustar y armonizar los exámenes que se comenzarán a implantar en junio de 2024, adaptándose a los nuevos currículos. La jefa de área de Evaluación Nacional del Instituto Nacional de Evaluación Educativa, Ruth Martínez, señaló que se trata en una prueba competencial que consiste en poner al alumnado frente a situaciones de la vida «real, cotidiana», de forma que tenga que aplicar las competencias y no hacer simplemente una prueba memorística, como ya lo hacen nuestros vecinos portugueses o franceses, y se comprometió a que en el próximo junio se dispondrá de modelos de todas las materias que van a entrar en la prueba de acceso a la Universidad en el año 2024. En la prueba de Lengua desaparece el análisis sintáctico de oraciones, pero hay tres textos en los que se trata de integrar sus preguntas y que los alumnos redacten un escrito extenso de 300 palabras, como mínimo, donde se pone a prueba su capacidad para componer frases y expresarse correctamente. En Filosofía se les ha presentado una imagen y una viñeta para analizar, contrastar, relacionar ideas comunes y destacar las contrarias desde una perspectiva filosófica. En la prueba de Matemáticas los problemas están basados en datos sobre situaciones y lugares reales y los alumnos deben aplicar saberes de esta materia para su resolución. Se les proporcionan las principales fórmulas matemáticas que deben aplicar y se les permite usar la calculadora. Porque la idea, insisten, es no que memoricen las fórmulas, sino que sepan aplicarlas. En la prueba de inglés incorpora como novedad una parte de ‘listening’.

La corrección la llevará a cabo profesorado de secundaria y de universidad especialista en las materias evaluadas y con experiencia en las pruebas de acceso a la universidad. El Ministerio prevé elaborar también una guía de corrección para que se haga de manera objetiva. Es evidente que será muy difícil obtener esta objetividad con preguntas tan abiertas y respuestas tan subjetivas. Del mismo modo que debemos entrenar a los alumnos en este nuevo modelo competencial, también se deberá hacer lo mismo con los correctores de las pruebas. No podemos olvidar que la selectividad sirve para ‘seleccionar’ y colocar a cada alumno en la carrera que le corresponde por sus méritos y, si no se hace bien esta selección, se pueden cometer graves injusticias. Menos mal que, tal y como ocurría hasta ahora, la nota final se completará con una fase específica de admisión en la que el alumnado realizará dos ejercicios, eligiendo de entre las materias ofertadas de segundo de Bachillerato.

Tengo la impresión de que queda un largo recorrido para llegar al modelo definitivo de selectividad, que sería un milagro que las comunidades autónomas se pusieran de acuerdo para una prueba única y que en este periodo preelectoral el Ministerio de Educación dará largas al asunto y mareará la perdiz con ocurrencias de este tipo, hasta conocer los resultados electorales. Entre tanto, la selectividad estará ‘stand-by’.
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