Tengo una amiga que todas las santas semanas va a algún concierto. Siempre ve a grupos minoritarios, nunca un Depeche Mode como hará el menda el jueves para envidia del común pero no de ella, a quien el concepto de hit no le hace ni cosquillas. La mayoría de aquellos bolos se celebran en el Gran Café, cuya programación es de unos años a esta parte abundantísima con eso de que a muchas bandas León les queda a medio camino de las ubicaciones de dos fechas oficiales de sus tours y es fácil asanwichar una actuación más.
Pero no solo de música original vive el Gran Café. Muchos conciertos de entresemana son jam sessions de músicos de la escena leonesa. Son no profesionales en su mayoría y alguno profesional (saben que me refiero a Mario el de Los Flechazos, Mario al cuadrado, Los Atributos o Libélula) tocando temas propios, progresiones instrumentales y, lo más cantado, versiones de temarrales (palabra oída en la nueva Rne3) en la mejor tradición de Johny Cash bordando ‘Personal Jesus’ o Tom Jones y Raphael sometiendo a dúo entre sonrisas ‘Ghost Riders In The Sky’ del propio Cash.
Y hay un tercer tipo de show, los homenajes a figuras eternas como David Bowie o los Beatles. En ellos todo el repertorio tiene la misma autoría intocable. Mi última vez en la planta baja del local de la calle Cervantes fue en uno de estos monosónicos dedicado a los Smiths, con flores volando por allí para deleite general.
Y llegados aquí, creo haber demostrado con lo anterior que no tengo nada en contra de que la obra ajena se escurra para gozo del personal. Pero por alguna extraña razón, cuando veo en las marquesinas de Santo Domingo el anuncio del espectáculo de «la única banda tributo autorizada por el grupo (Maná)» me entra una especie de e. coli hiperactiva que me vacía por completo. Será la dimensión del show, será lo de que funcione como negocio replicando la marca cual franquicia, será el tipo de música, será la cartelería o será el propio concepto de grupo tributo, no sé, pero no hay Scottex suficiente en el Carrefour Express para atender a mi reactivo cuerpo. Hay tributos que matan, y a esos mi amiga tampoco va.