Presidente

Carmen Mallo
27/04/2024
 Actualizado a 27/04/2024

Nunca nos creemos que nuestros actos, nuestras actitudes y nuestros comportamientos pueden tener consecuencias.

Ni siquiera admitimos que el dolor humano alguien lo pueda valorar y se rompa por dentro. Este clima social en el que nos estamos obligando a vivir hace temblar los más sólidos pilares que nos podamos imaginar.

Las democracias deben ser el espacio para, entre todos, colaborar, trabajar y gestionar en la que nunca pueden tener cabida ni los insultos, ni las calumnias ni los ‘fake news’ (noticias falsas).

Hoy, no hablar de ti, presidente, sería como estrangular las emociones y la razón de lo que realmente importa. Ponerse en la piel de los demás, algo que manoseamos permanentemente y que llamamos empatía, parece ser más un eslogan publicitario que una actitud a trabajar.

Me preocupan los jóvenes, y, sobre todo, qué herencia les estamos dejando porque nuestra cobardía y nuestras maneras excesivamente tóxicas están haciendo y convirtiendo la política en algo realmente repugnante. Les estamos dando a entender que es mucho más productivo hacer política pisando alfombras que trabajar con, por y para la gente.

¿Cuántos de todas y todos estos estarían dispuestos a pisar la tierra, los problemas cotidianos y a secar las lágrimas de los que sufren cada día? ¿Cuántos culos inquietos son capaces de matar en estos momentos para conseguir lo que quieren? Este circo se tiene que acabar y tenemos que dignificar la política que se desarrolla en muchos municipios sin recursos y sin medios para poder luchar y trabajar por los problemas de las ciudadanas y los ciudadanos.

No voy a ser tan ingenua de pensar que solo algunas o algunos tienen ese poder, el enredo continuado, el menosprecio por la gente y el querer conseguir algo a toda costa se ha convertido en una dinámica social de un altísimo riesgo cuyas consecuencias nos ha puesto ante el espejo el presidente, mi presidente.

Ayer escribía en mis redes sociales lo que a continuación relato, rota por el dolor y te puedo asegurar que poniéndome en tu piel y en la de tu familia.

«Pedro, recuerda estos momentos en los que nos diste luz y esperanza para seguir adelante.

Ahora nos toca a nosotras y a nosotros calmar tu alma de tanta desesperanza y cutrez como la que te está tocando vivir.

No nos dejes huérfanas ni huérfanos, necesitamos devolverte algo de lo muchísimo que nos has dado.

Ser valiente, honesto y saltar charcos de indecencia siempre ha sido tu gran fortaleza.

Agárrate fuerte que estamos aquí para sujetarte en momentos tan tremendos.

En este ambiente tenebroso, la ‘corrección’ tiene que ser estructural. Desde estas montañas de León, donde tienes un espacio para respirar paz (Murias de Paredes), te enviamos toda la energía de los bosques que producen sanación, agárrate a ella sin miedo.

Contigo siempre».

No somos felpudos en los que se pueda limpiar cualquier indecente cuyo único objetivo sea conseguir el poder a costa de lo que sea, no lo podemos consentir. De hecho, esa mirada hacia dentro la van a tener que hacer muchas y muchos, incluso de las y los que están muy cerca de ti. No todo vale.

Me niego a seguir soportando y demonizando nuestra democracia. Hay muchas personas que luchamos y hemos luchado mucho por algo tan grande y tú nos has dado la esperanza de que eso es posible, con un equipazo de ministras (impresionante equipazo de mujeres) y ministros ante los que me inclino, María Jesús Montero, Félix Bolaños, etc, etc, etc para no extenderme demasiado.

La invasión trumpista está dejando mucha inmoralidad e indecencia y, por ello, demasiadas sendas por el camino.

Pedro, no nos dejes, hay mucha gente a la que nos dejarías huérfanas y huérfanos y sé que te estoy haciendo una petición a la que no tengo derecho porque no tengo nada claro lo que haría en tu lugar.

Carmen Mallo Álvarez es alcaldesa de Murias de Paredes

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