El coloso

María Dolores Otero
23/03/2024
 Actualizado a 23/03/2024

En este León nuestro, en el que no ocurre nada aunque pasa de todo, se encarga una escultura para embellecer un pueblo leonés, que una vez terminada la obra  escultórica y  expuesta a la contemplación del vecindario, no sé el porqué, pero es el caso que se colocó en la plaza de Santo Domingo, corazón de León, que a falta de un Rey leonés, siempre escaso, está este hombretón tendido a la bartola, que bien pensé  yo, representa al  Goliat caído en desgracia, vencido por la pedrada de David. Pero alguien explicó sin duda, el porqué de la puesta en escena del gigante, que con su caída representa a los negrillos (negrillón de Boñar y esqueleto del olmo de Villahibiera) muertos por grafitis por lo que le llamaron «la negrilla», cosa que desmiente el caído poniendo al oreo sus vergüenzas, que para si hubiera querido el caballo del Espartero. Por otro lado la negrilla, es un pescado de menor calidad, de lomo negro, pariente lejano del congrio. El caso es que un conductor, discípulo aventajado de Baco chocó con la escultura de hormigón que fue restaurada en bronce, y ahí está, admirado por propios y extraños, ya que arte y maestría, lo merecen. Algo dolido en el gesto seguramente por verse llamado como un congrio.

Tampoco puede ser representado como figura doliente de los negrillos porque los árboles, mueren de pie, pero eso sí, los leoneses pueden presumir de tener un coloso como lo tuvo Grecia con el COLOSO DE RODAS, desaparecido de años por un terremoto.

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