Decía el refrán popular, que se escuchaba en la montaña: «Todos los Santos la nieve por los altos», claro que eso debía de ocurrir antes del anunciado cambio climático… ¡Digo yo!
Sobre la efeméride que se celebra este día, y de mi novela ‘Errores del pasado’, copio y pego lo siguiente:
En la montaña, Todos los Santos eran las fechas propicias para sacrificar el gocho, el cerdo…, ya que, aunque aún faltan algunos días para el samartino, «a todo cerdo le llega su San Martín», por estas altitudes se hacía lo antes posible toda vez que peligraba el tránsito por caminos y veredas debido a las copiosas nevadas que caían y dificultaban la salida del pueblo de alguien que tenía que trasladar «la prueba». Análisis que en esta zona llevaba a cabo un gran profesional: don Aquilino Gómez, el veterinario titular, para evitar así tropezar con la temida triquinosis cuyas leyendas luctuosas trasmitidas de viva voz y de generación en generación hablan de tragedias colectivas por la ingesta de carne en malas condiciones.
También hay que recordar lo que muchos celebran la noche del treinta y uno de octubre: Halloween, velas y calabazas talladas, invasión procedente de las Islas Británicas, Escandinavia y Europa Occidental, así como de EE UU y muy arraigada en el mundo anglosajón, pero ajeno y lejano a nuestra cultura y civilización judeocristiana.
Aunque pudiera existir una conexión vía los gallegos con los celtas, puesto que en la antigüedad los druidas, sacerdotes paganos, celebraban esoterismo en la noche del Samhain con la unión del mundo de vivos y muertos en la que los espíritus volvían a caminar por la tierra buscando poseerlos, mientras los celtas apagaban las luces de las antorchas, obvio, y esperaban a que la muerte no tocara a sus puertas… «El milagro no es volar en el cielo o andar en el agua, sino andar en el suelo». Proverbio Chino. Salud.