Solo el pasado crece

Lo afirma nuestro Avelino Fierro en una de sus intervenciones semanales en Tam Tam Pres, y el cronista, en su destierro catalán, los recibe con nostalgia, y en su lectura se regocija, mientras está a la espera de que Don Pedro Sánchez declare la nulidad del exilio, lo mismo que hace con la sedición, la asonada, la rebelión, la sublevación y el amaño de caudales públicos en pro de cualesquiera de ellas. Escribe Avelino que «solo el pasado crece» y el cronista contrapone: «Solo crece el olvido». Todo ello, a falta de que llegue otro quídam que nos corrija a los dos y diga: «Solo el pasado se olvida». Y entonces, ya está liada, como diría Luis Mateo, también nuestro, en su última entrega de escritura: «Mis delitos como animal de compañía» metido ya en el delirio continuo de un trasvolado total e irremisible. Pero genial. Siempre genial e insustituible.

Lo que no se olvida, por mucho que lo intenten nuestros políticos, es el imparable desangre poblacional de nuestra tierra de origen, tan solo ya por detrás de la de Zamora, y a la que pronostica el MITECO una pérdida de 35.000 personas en los próximos 15 años. Parece mentira que una tierra en la que, según sopesan Santiago Trancón y el cronista, naciera Cervantes, tenga que verse apartada de todo sueño de proporcionarles reparación a los oprimidos de la tierra. Tal vez tenga razón el de Villablino (el Mateo) cuyo citado libro comienza: «Para andar listo, nada mejor que la torpeza». Y, dicho eso, a ver si hay alguien que tenga lo que hay que tener para negarle el próximo premio Cervantes de las letras españolas.

Y, hablando del tal galardón, ahí tenemos al poeta venezolano Rafael Cadenas, su beneficiado este año afirmando sin sonrojo alguno: «Todo régimen comunista es una dictadura, a veces hasta dinástica». Lo que viene a corroborar que lo de Putin y Ji Sinping, en poco se diferencia de lo de Maduro. Pero esa es otra historia.

La nuestra es la constatación de que nuestro patrimonio literario parece tener su continuidad asegurada por una lista de nombres que no vamos a nombrar aquí, pero que garantizan a León un primer puesto en las listas de los mejores escritores nacionales. Y sin darnos un pijo importancia. Aunque no hayamos llegado a la excelencia, como por ejemplo ha llegado en lo suyo una tal Lali Expósito, que declara «yo elijo bailar supersexualizada y mostrar el culo, porque así me siento una diosa».

Nosotros, ni siquiera Luis Mateo, pretendemos llegar a tanto. Nos conformamos con especular si lo que solo crece es la nostalgia.