09/04/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Escribía hace quince días que, ante las dificultades que conlleva vender una casa como la nuestra de Vidanes, mejor sería juntarnos vecinos, herederos y autoridades para subastar el pueblo completo con precio de salida realista y condiciones innegociables.

Algún lector ya me ha preguntado quién sería el potencial comprador o cuáles son los beneficios de tan utópica transacción. En 2011, tres años después del pinchazo en la burbuja del ladrillo, Amancio Ortega adquiría la Torre Picasso en el corazón financiero de Madrid por 400 millones de euros, una cifra que siempre me sirve de referencia para discernir lo aceptable de lo inmensamente caro en términos inmobiliarios. Volviendo a ese cartel que rotulé con un ‘Se vende pueblo en León’, creo que si el de Busdongo escuchase mi oferta seguro que nos emplazaría a una reunión para levantar en territorio cazurro el próximo Arteixo. ¿Qué debemos hacer para lograrlo? pensará algún político con competencias en la materia, ‘vender tu despacho’ le respondería sin dudar. Cuando el medio rural ya no es atractivo porque, o no hay trabajo, o no hay familias que lo habiten, solo nos queda tirar de imaginación o arrojar la toalla para siempre. Revertir esta catástrofe debiera ser una prioridad en nuestros centros de representación ciudadana, desde Los Guzmanes hasta La Moncloa pasando por Fuensaldaña. Me sorprende que a día de hoy ningún líder provincial se haya presentado en la sede del Ministerio de Hacienda reclamando una moratoria para estos territorios en riesgo de despoblación total.

Si alguien quisiera montar un negocio en localidades como Vidanes podría, por ejemplo, beneficiarse de una amnistía en el impuesto de sociedades si a cambio acreditase que su plantilla vive en la localidad. O si estás harto de currar en la ciudad y pactas con tu jefe una modalidad de teletrabajo, a ti te rebajo el IRPF a la mínima expresión y a la empresa le aplicaría algún tipo de exención fiscal. En contraprestación te vas a la ribera del Esla que ya me encargo yo de ponerte la mejor conexión a internet. También daría prioridad a las mujeres en cualquiera de las dos anteriores propuestas que para eso son las que paren en ‘la España vacía’.

Además,me aseguraría de cubrir todas esas profesiones u oficios que sostienen los pueblos: maestros, médicos, veterinarios, panaderos y un largo etcétera. Estas son mis ideas pero hacen falta muchas más sobre el terreno y menos políticos encerrados en tan confortables despachos.
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