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Y los Reyes Magos, no trajeron carbón

12/01/2024
 Actualizado a 12/01/2024
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Desde que yo recuerdo, que los Reyes Magos te trajeran carbón, solamente era para los niños malos (y también para los mayores, ¡eh!). En verdad no sé de donde sale eso, y mira que habitualmente siempre hay una explicación histórica. Más aún que se aplique como castigo (aunque tal y como está el mundo, «se aplicaba»), cuando en verdad, de siempre, el carbón, en cualquiera de sus calidades, que son bastantes, calentaba todos los hogares, de pobres y ricos. Ciertamente que es negro y sucio, y a lo mejor por ahí viene la explicación.

Pero si hay algo innegable, es que ese mineral, muy abundante, sostuvo todo el proceso de industrialización del mundo. Máquinaria de todo tipo, barcos y locomotoras funcionaban con él. Y no digamos en su uso doméstico, donde, durante décadas, fue el rey, tanto individualmente como en las comunidades de vecinos.

Es verdad que en las calderas individuales era bastante engorroso, por todo el subir carbón y bajar escorias, amén de ser un proceso sucio como él sólo. Por cierto: ¿Alguien se acuerda de los ‘ovoides’, aquellos que se hacían en las carbonerías prensando restos de carbón (y tierras y lo que fuera de menester) con dos cilindros que los moldeaban? Había uno de aquellos en una carbonería de la plaza de la Pícara que me tenía fascinado, viendo como caía la mezcla y salían los ovoides por la parte inferior de los cilindros.

Más cómodo era para los vecinos de un edificio con calefacción central, aunque, para el portero que lo manejaba era otra cosa, trasegando el carbón a paladas, limpiando la caldera por la noche, por el mismo procedimiento de paleo, para dejarla dispuesta para arrancar por la mañana. Y luego elimina la escoria al vertedero. 

El carbón fue la fuente de calor más barata para calefacción, y prácticamente hasta finales de los años sesenta, era el combustible único. Y como la mente del hombre tiende a la comodidad, empezaron a aparecer sistemas alternativos que simplificaban el proceso de calefactar. Primero fue el fuel pesado, un producto bastante espeso que tenía que ser calentado antes de pasar al quemador, luego el gasóleo, el gas natural o los derivados de la madera, y más y más productos y sistemas alternativos, más caros que el carbón, pero que permitieron una mejor gestión tanto de su uso como la económica.

Cierto es que, aun siendo más barato, fue esa gestión de las calderas la que originó su declive, y no el que la combustión del mineral fuese más contaminante que la de cualquiera de los otros productos petrolíferos o de biomasa. Pero, al final, los humos resultantes sobre todo, pero también las partículas en suspensión, fueron las que le asestaron el golpe de gracia.

Adiós al carbón, que tanta trascendencia económica dio a esta provincia, y a cuya sombra se vivieron sus mejores años, aquellos en que León fue la provincia más rica y más poblada de la actual comunidad.

Una guerra, la de la contaminación, que, como en todas las guerras, ha tenido sus daños colaterales. Uno de esos ha dejado a los Reyes Magos sin una de sus señas de identidad: les han dejado sin carbón.

Y es algo que, por lo que parece, lo hemos asumido sin más. Esa amenaza que, desde niños hemos tenido, de que los Reyes Magos nos iban a traer carbón si no éramos buenos, que nos tenía muy preocupados, se ha acabado, aunque, a decir verdad, no recuerdo que nunca a nadie le sucediera, aunque seguro que a más de uno le tocó.

Pero mantenía la historia, era parte de ella, lo mismo el que Baltasar era un rey negro y que los otros tenían una enorme barba. Hemos perdido una parte de la ilusión, aunque fuese una amenaza, sin pestañear. Es de esas cosas que suceden en el paisaje, que perdemos, y nadie se da cuenta. 

Es más. En días anteriores a redactar este escrito, a algún amigo le he comentado, de pasada «¿Y ahora que no hay carbón, que les pasa a los malos?» Y la respuesta, siempre, ha sido «anda, pues es verdad» y nada más. Eso sí, con una sonrisa.

Quién nos iba a decir, no hace tanto, que ya ni los Reyes Magos nos iban a poder amenazar con carbón como regalo. Y no vamos a sustituir un trozo de antracita por un litro de gasóleo o de propano. Eso no impresiona a nadie.

Además, ya nos han dicho que también eso se acaba y que, en unos años, tenemos que sustituir los combustibles derivados del petróleo por aerotermia. Así, sin anestesia ni nada.

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