21/08/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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Espacio de salud, espacio de respeto». Así rezan los carteles que llenan nuestros centros de salud pertenecientes a esa Sanidad Pública cuya gestión es competencia de la Administración autonómica. Sabemos que en esto son unos auténticos hachas. No me refiero, por supuesto, a su competencia en la gestión de lo público, sino a su fina habilidad en manejar la imagen, en vender humo y en que nunca parezcan responsables de nada. Que en nuestros servicios públicos hay problemas con gente incivilizada que no respeta a los profesionales, que solo piensan en ellos mismos y que anteponen cualquier pequeña herida propia a situaciones de verdadero riesgo para la salud de los demás, llegando incluso a la agresión verbal o física contra el personal sanitario, pues, oiga, se pone un cartelín y ya está. Buen diseño, fotito guapa y a correr… Porque en el estado de nervios inducido que se les provoca a los pacientes con esperas interminables en los servicios de urgencia, observando ventanillas cerradas por falta de medios humanos que gestionen la información y la atención así como una organización ineficiente que convierten en habituales las idas y venidas por los pasillos con papeles y más papeles, nuestros profesionales del marketing político no se sienten concernidos.

Yo mismo he podido sufrir recientemente una espera de siete horas y media para atender a una niña de once años que necesitaba un simple enyesado y he observado en ese tiempo a personas perdidas en un galimatías de puertas y pasillos sin ninguna seguridad sobre si están ni siquiera esperando en el sitio correcto ni a qué. Porque esa es la única norma e información que se les transmite: espere. Al señor Consejero de Sanidad de esa especialista en vallas publicitarias que es la Junta de Castilla y León le digo: aplíquese el cuento, porque ustedes hace mucho que han perdido el respeto a los usuarios y las usuarias de la sanidad pública. Y por no respetar ni siquiera respetan que a la gente se les hinchen las narices y protesten. Por lo visto su espacio de saludable respeto no es que sea pequeño, simplemente no existe.
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