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Reflexionando la reflexión

23/05/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Escuchaba estos días en diversas tertulias radiofónicas cómo los entendidos de la cuestión política reflexionaban sobre el día de reflexión antes de las votaciones de este domingo.

Muchos de ellos opinaban que esto de parar la campaña el sábado era algo anticuado, obsoleto, de otra época. Que la actividad política no debe frenar y la tarea de captación debía extenderse hasta el propio domingo. Incluso lo decían convencidos los incansables tertulianos, algunos de ellos colaboradores en la ‘casa’ donde yo trabajo.

Yo desde luego no soy ningún sociólogo, ni politólogo y apenas sé de qué va esto. Pero considero que la campaña dura demasiado, y que nos aburren contando todos lo mismo pero con diferentes colores. No creo que sea necesario un día de reflexión. Exijo que lo realmente obligatorio debiera ser una jornada de descanso absoluto, un día en el que estuviera prohibido hasta pensar en este candidato o en aquel programa. Lo peor de todo es que los sufridos vecinos, al menos una buena mayoría, o ya tenían claro su voto antes de la campaña o siguen sin saber qué hacer después de ella.

Por lo tanto voy más allá. ¿Realmente sirve de algo todo este circo que se prepara? Para poco. La inutilidad de los mítines, programas y promesas es casi absoluta. Bueno, realmente sí que sirve para una cosa: gastar cantidades ingentes de pasta. Folletos, publicidad, eventos, ‘merchandising’ de todo tipo y condición. Algo que por lo menos vendrá bien a los empresarios que se ganan el pan con este tipo de negocios (si es que el partido de turno paga las facturas, que ese es otro cantar).

Es un tópico pero es cierto. La campaña se hace en 4 años y no en 15 días. Partidos que se organizan en cinco minutos y te dicen que van a resolver la situación municipal me parecen, en casi todos los casos, unos embusteros y aprovechados. También me llaman poderosamente la atención aquellos que basan todo su contenido en el tirón de turno de su líder nacional. ¿Ustedes creen realmente que Rivera, Garzón, Sánchez, Iglesias o Rajoy van a llegar a Astorga, La Bañeza o Bustillo del Páramo para ver que todo está correcto según sus doctrinas?

Y no digo que los candidatos que se presentan no quieran ayudar a su pueblo o ciudad a mejorar. Seguro que la gran mayoría así lo quiere. Pero da pena ver en muchos casos esas sumisiones casi bochornosas a los dogmas del partido.

Con todos los respetos, traer a la exministra Carmen Alborch a que diga que le parece genial la política cultural llevada en Astorga por Victorina Alonso me parece ridículo.

Exactamente lo mismo que el señor Silván, que repite el mismo discurso cambiando el nombre del pueblo al que va. Pero que cuando un grupo de vecinos de una cooperativa de viviendas le piden cuentas por la deuda de su Consejería para con ellos se encoge de hombros. No sabe, no contesta. Si Antonio Silván vota en blanco con los vecinos de Astorga no le extrañe después que ellos hagan lo mismo con él.

Descansen, no piensen… disfruten de la primavera. Hagan deporte, salgan a pasear o a tomar una cerveza este sábado. Olvídense del rojo, el azul, el naranja, el morado o el verde ciénaga. Disfruten de la familia y los amigos, las mascotas y las flores del campo y no pierdan ni un minuto más en ver quién baja más el IBI. Lo hacen todos y ninguno.

Y el domingo a votar o no. Que ejercer el derecho al voto es bueno. Pero ejercer la libertad es necesario.
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