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Que vienen los socialistas

25/06/2023
 Actualizado a 25/06/2023
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Mi padre tenía un amigo con dinero, con mucho dinero. No como mi padre, que era pobre, sino todo lo contrario (nunca supe cómo llegaron a ser amigos). En los primeros meses de 1982 las conversaciones de ambos a menudo giraban en torno a la posibilidad de que ese amigo abandonara España por si los socialistas, que iban a ganar las elecciones de forma arrolladora según todos los pronósticos, le nacionalizaban su riqueza, le quitaban todo cuanto había ganado con su esfuerzo, según afirmaba contrito. Hubo hasta una película, ‘¡Que vienen los socialistas!’ de aquellas de Ozores que daban vergüenza ajena y hoy son cine español, trasladando el mismo argumento a las pantallas grandes. Todos sabemos lo que pasó: los socialistas ganaron por goleada y el ministro del ramo acabó casándose con la reina del papel cuché.

En nuestros días, la gran mayoría de la prensa y buena parte de la opinión pública desarrollan una psicosis similar contra el gobierno de coalición de izquierdas y, en particular, contra la posibilidad de que repita. ‘Que vuelven los socialcomunistas’ podría titularse este nuevo exitazo que arrasa en las cabeceras y programas televisivos de todo el país. Algo como ‘Que vienen 2: el retorno’.

En su playita de pega Feijóo cuenta con esa brisa a favor. Repasa uno la prensa de papel y de pixel y la encuentra instalada en una realidad paralela donde se da por hecho que su tan anunciada e inminente venida nos redimirá de la catástrofe en que hemos vivido durante este último lustro. Gracias a él no habrá pandemia ni guerra ni inflación y ni siquiera sufriremos esas ocupaciones de viviendas que tanto nos alarman porque son como Alien, están ahí aunque nadie las haya visto. Feijóo es una teniente Ripley de Orense.

Que vienen los ultraderechistas es también un filme de actualidad, pero su categoría de taquillazo no está tan avalada por los medios y se queda en un boca a oreja que no siempre garantiza recuperar la inversión. Es cine de arte y ensayo. Además, como ya están aquí en algunos sitios, con tal ‘spoiler’ no hay quien compita: no hay suspense, son un verano azul con un Chanquete desahuciado. Sabemos qué va a pasar.

Como sucede en la película de Ozores, hay un tropel haciendo méritos con los nuevos mesías, arrimando sardinas a ese ascua con titulares y textos repletos de baba (una baba candente, de Alien) donde se disculpa cualquier cosa con tal de quedar bien no-vaya-a-ser-que. El futuro siempre da oportunidades a la mezquindad.

La cuestión ya no es, como decía aquel amigo un tanto melodramático, que en este caso acaben llevándose la riqueza de todos (que eso es seguro), o alguien tenga que mudar de país, porque seguramente será el país el que se aparte de nosotros. El quid está en que esta película no tiene pinta de cómica aunque vuelve a ser aquel cine español.
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